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Renuncia inminente de La Malfa a formar Gobierno en Italia

Juan Arias

Los socialistas italianos pidieron ayer al encargado de formar Gobierno, el republicano Ugo La Malfa, que aplace un día su decisión de presentarse al presidente de la República, Alessandro Pertini, para transmitirle su renuncia. Socialistas y social- demócratas utilizarán este plazo de veinticuatro horas para llevar a cabo una labor de mediación ante comunistas y demócrata-cristianos, las dos principales fuerzas políticas italianas.Si los socialistas no hubiesen planteado este último plazo, La Malfa hubiese presentado hoy mismo, muy probablemente, su renuncia a Pertini, poniendo así fin a la esperanza de que, por primera vez, tras 34 años de monopolio demócrata-cristiano del poder, un «laico» consiguiese formar Gobierno en Italia.

La jornada de ayer, con el encuentro de La Malfa con los dos grandes partidos, Democracia Cristiana (DC) y el Partido Comunista italiano (PCI), fue decisiva. Todos los observadores habían señalado que estos dos encuentros serían definitivos para la creación del nuevo Gobierno. Terminada la reunión entre La Malfa y la DC, una declaración lacónica de su secretario general, Benigno Zaccagmini, dio ya a entender que las dificultades para La Malfa habían aumentado. El máximo líder demócrata-cristiano dijo que, aun apreciando las propuestas hechas por el presidente encargado del Gobierno acerca de la estructura del nuevo Gobierno que deseaba formar, se reservaba el dar una respuesta hasta después de la reunión de la dirección de su partido.

Pero fue Enrico Berlinguer, secretario del PCI, quien prácticamente hizo caer todas las ilusiones. El secretario comunista dijo que la delegación comunista había confirmado al presidente encargado el apoyo pleno a una política de unidad y solidaridad democrática «que consideramos aún más necesario -dijo- ante la agravación del estado del país y de la situación internacional que acarrea graves riesgos para la misma paz mundial».

Berlinguer añadió que el Partido Comunista está dispuesto a cargar con toda la responsabilidad derivante de una participación directa en un Gobierno de coalición que es, sin duda, «lo más adecuado a las necesidades del país». Pero, puesto que «tanto la Democracia Cristiana, como el Partido Social Demócrata se oponen a esta solución», los comunistas, afirmó Berlinguer, hemos propuesto a La Malfa que forme un Gobierno con representantes del Partido Republicano, Comunista y Socialista, el cual, bajo un programa pactado, pueda ser apoyado externamente por la Democracia Cristiana. Berlinguer no aceptó la idea de La Malfa de crear, paralelamente a un Gobierno sin los comunistas, una forma colegial de encuentros periódicos de los secretarios de todos los partidos.

Según Berliriguer esta fórmula no es jurídica y no garantiza la presencia real del PCI en el Gobierno. Sólo podría ser aceptada con la condición de que La Malfa formase un Gobierno de técnicos de todos los partidos, «sin excluir personalidades de la izquierda independiente, elegidos en las listas del Partido Comunista».

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