Sobre el catalán
El motivo de ésta es replicar la carta de don Jesús Rodríguez Velasco: La represión catalanista, en la que vierte opiniones que nos afectan como catalano-parlantes.Creemos en la libertad de expresión y no negamos el derecho del señor Rodríguez a tener su punto de vista sobre el hecho de que el catalán se esté imponiendo como lengua oficial en Cataluña. Comprendemos el problema: es incómodo y difícil, para el inmigrante, aprender un nuevo idioma. Algo más que incómodo y difícil es que a un catalán se le niegue el derecho a hablar su propia lengua, como ha venido pasando estos últimos años.
Sin insistir en esto, lo que pretendemos es rebatir las particulares conclusiones «científicas» del señor Rodríguez.
- Afirma el citado señor que el verdadero nombre del catalán es lemosín, cuando esta expresión cultista fue sólo un intento político, nacido en el siglo XVI, de omitir el término catalán para evitar susceptibilidades entre los habitantes del País Valenciá y les Illes (cifr. Josep Meliá, Informe sobre la lengua catalana, Constantí Llombart, op. cit., Rubió y Balaguer, op. cit.).
- Afirma también que el catalán es una variedad dialectal de la lengua de oc, cuando el profesor Coramines afirma, por ejemplo, en su libro El que sha de saber de la llengua catalana, que en la Edad Medía eran coetáneas, y Josep Meliá afirma que es opinión errónea (op. cit.). A este respecto existen multitud de documentos que afirman que el catalán no es un dialecto, así como testimonios de José María Pemán, Albert Jané, Meriéndez Pidal, Dámaso Alonso, Lapesa, García Diego y un larguísimo y erudito etcétera.
Opiniones tan erróneas como las del señor Rodríguez son peligrosas hoy más que nunca porque fomentan la incomprensión y el distanciamiento entre los habitantes de España, e impiden juzgar desapasionadamente hechos y formas de ser.
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