Satisfacción en México por la defensa de sus intereses frente a Carter

El largo y farragoso comunicado conjunto, hecho público horas después de finalizar la visita del presidente Jimmy Carter a México, confirmó la ausencia de acuerdos importantes entre los dos países, aunque dejó abierto el camino para nuevas y más concretas negociaciones en los próximos meses.

De los diez folios del comunicado conjunto, y si se deja a un lado la habitual retórica que hace referencia a la «atmósfera de sinceridad, amistad y entendimiento mutuo» y la coincidencia de puntos de vista sobre la paz mundial, desarme, etcétera, sólo queda el establecimiento de un mecanismo de consulta entre México y Estados Unidos que estudiará los problemas energéticos, comerciales y de inmigración y el anuncio de una nueva entrevista López Portillo-Carter este verano.Mientras que el Gobierno Carter anuncia su intención de desarrollar los medios que faciliten las ventas de petróleo mexicano a empresas estadounidenses, el Gobierno de México accede a «reexaminar» el volumen de excedente de gas natural. Ambas partes «estudiarán las perspectivas de futuras ventas de petróleo y derivados» de México a su vecino del norte.

Respecto a los inmigrantes ilegales, el comunicado indica que ambas partes llevarán a cabo una «estrecha colaboración para encontrar una solución integral, realista y a largo plazo, respetuosa de la dignidad y de los derechos humanos de esos trabajadores». López Portillo insiste en que México quiere exportar productos y no personas, y Carter toma nota de la responsabilidad de su Gobierno para hacer cumplir las leyes sobre emigración y la necesidad de someter a la justicia a aquellos que trafican con inmigrantes indocumentados.

Durante su discurso ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, el líder norteamericano se comprometió a dos cosas que eran ampliamente destacadas ayer yor la prensa mexicana. De un lado, a pagar un precio «justo y razonable» por el petróleo y el gas natural que México quiera vender. De otro, a defender el respeto a los derechos humanos para todos los habitantes de Estados Unidos, incluidos los inmigrantes ilegales mexicanos.

Mientras que las autoridades mexicanas ofrecieron a Carter un recibimiento cortés, pero evidentemente frio, el líder norteamericano parecía darse golpes de pecho a cada momento.

La actitud de López Portillo, que sin duda irritó a los norteamericanos, se ha reflejado en un claro aumento de su popularidad. Para la inmensa mayoría de los mexicanos, su presidente ha defendido con dignidad los recursos naturales del país y no se ha mordido la lengua a la hora de decir cuatro verdades al tradicionalmente altanero y desdeñoso vecino del norte.

El ciudadano medio

Para Jimmy Carter, los efectos de su visita a México en el índice de popularidad serán probablemente negativos. La prensa conservadora le acusa ya de «indecisión» y el ciudadano medio, votante potencial en 1980 y el mayor consumidor de energía per capita del mundo, no ve que con la visita de su presidente vaya a despejarse la amenaza de restricciones petrolíferas en el futuro.Como era de esperar, la visita de Carter no produjo resultados concretos. Queda ahora por ver, de aquí al verano, cuándo se celebrará la próxima entrevista entre López Portillo y Carter, se han puesto los cimientos para esa «nueva relación» que ambas partes dicen desear.

Para esa fecha se habrá clarificado posiblemente la situación en Irán y Carter podrá elaborar un plan energético coherente. Ello permitirá hacer una oferta de compra de hidrocarburos a México y decidir un precio para el gas natural mexicano. Pero López Portillo dejó bien claro, y así pareció comprenderlo y aceptarlo Carter, que México explotará sus recursos petrolíferos al ritmo que necesite para potenciar su desarrollo económico y que no piensa convertirse en la «Arabia Saudita de América Latina».