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Casi una colonia francesa

Colonia francesa desde 1920, Chad se convirtió en república independiente el 11 de agosto de 1960. Su primer presidente, Tombalbaye, impuso desde un primer momento el sistema de partido único, que le permitió mantenerse en el poder durante quince años. En 1974 intentó una pequeña «revolución cultural» que no pudo llevar a cabo porque en abril del siguiente año su régimen era derribado por un golpe de estado militar que encabezó el general Mallum. El nuevo régimen se propuso como tarea prioritaria una reconciliación nacional, que en la práctica ha resultado imposible. El secular enfrentamiento entre Ias tribus nómadas del norte, los tubus musulmanes y los negros del sur, sedentarios y de creencias cristianas o animistas, no ha podido ser superado nunca. Ha sido, en definitiva, una pesada herencia de la descolonización.

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Prácticamente desde la independencia de Chad no se ha interrumpido la guerrilla de los tubus, que se vieron siempre desplazados en la administración del país. La antigua metrópoli apoyó con armas y hombres primero a Tombalbaye y luego a Mallum, en una clara toma de posición por las tribus negras del sur.

En agosto del pasado año hubo un intento de superar este enfrentamiento. El presidente Mallum nombró primer ministro, con el consentimiento de Francia, a Hisséne Habré, líder guerrillero del norte que había mantenido secuestrada durante tres años a la etnóloga Claustre. El ascenso de Habré a la jefatura del Gobierno no terminó, sin embargo, con la actividad guerrillera del Frolinat (Frente de Liberación Nacional de Chad), que en la actualidad controla casi tres cuartas partes del territorio y cuenta con la ayuda del régimen libio, posiblemente interesado en anexionarse la zona musulmana.

Chad (1.284.000 kilómetros cuadrados, cuatro millones de habitantes) es uno de los países más pobres y deshabitados del mundo, con 110 dólares de renta per capita y tres habitantes por kilómetro cuadrado. Sometido a un clima extremadamente seco -la mitad del país entra en la zona subsahariana-, su producción nacional se limita a la agricultura, concretamente al sorgo y algodón, producciones que se en cuentran casi en su totalidad sometidas al control de compañías francesas.

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