Pena de muerte para los funcionarios de la RDA que huyan a Occidente

La República Democrática Alemana procederá a partir de ahora con el máximo rigor contra todo funcionario del Ministerio para la Seguridad del Estado que huya a Occidente. Según medios oficiosos de la RFA, la entrega de secretos oficiales a un Gobierno occidental significaría, automáticamente, la pena de muerte.

Esta medida parece haberse dictado ya contra el teniente coronel Werner Stiller, que entregó a los servicios de espionaje de Bonn una documentación secreta tomada por él de una caja fuerte del Ministerio para la Seguridad del Estado, de Berlín este, donde trabajaba.

Esta documentación hizo posible la detención de once agentes orientales que trabajaban en la RFA. Según el diario sensacionalista Bild Zeitung, Stiller ha sido condenado a muerte en un proceso sumarísimo, sin su comparecencia, celebrado en la RDA, y su cabeza puesta a precio con una recompensa de un millón de marcos.

Según el mismo periódico, la RDA ha enviado a la RFA un comando de seis agentes con el fin de secuestrar a Stiller vivo o muerto.

La policía federal no descarta que se repitan episodios característicos de la «guerra fría», como el secuestro del comandante Sylvester Murau, que pasó a Occidente en 1955 y fue trasladado clandestinamente a la RDA por oficiales del servicio de espionaje germano-oriental con la colaboración de la hija del espía que cambió de campo. Murau fue condenado a muerte y ejecutado por violación de su juramento de fidelidad.

Todo funcionario del Ministerio para la Seguridad del Estado se compromete, al asumir sus funciones, a firmar un documento cuyo texto es: «Si traicionase a mi conciencia, a la causa de la clase trabajadora y al partido, y al Gobierno de los trabajadores y de los campesinos, me podrán juzgar mis camaradas y aceptaré de buen grado que recaiga sobre mí la justa ira del pueblo.»