Mañana actuarán en Madrid
El concierto que John McLaughlin, Larry Coryell y Paco de Lucía ofrecerán el próximo día 12 en Madrid y el 13 en Barcelona puede ser uno de los más interesantes que se hayan dado en España desde que nuestras fronteras se abrieron (¡al cabo de largos años de pertinaz sequía!) a los grupos y cantantes varios de fuera.
Los de fuera, claro, son en esta ocasión John McLaughlin y Larry Coryell. McLaughlin es un guitarrista que abandonó de pequeño sus estudios de música clásica (entre ellos el violín, que después ha incluido siempre en sus grupos) a cambio de internarse en el tenebroso mundo del jazz. McLaughlin ha conseguido a base de años tocar con Graham Bond Organisation y otros grupos de jazz ingleses, Miles Davis o Tony Williams, formar Mahavishnu Orchestra en varias versiones, seguir con el grupo de jazz-música india Shakty y ahora la One Truth Band, otra vez metido en la electricidad. Pero sobre todo posee una capacidad como instrumentista fuera de serie. Su guitarra, tanto eléctrica como acústica, es una catarata de notas vertiginosas, sublimales y, sin embargo, controladas y moduladas, con lo cual uno siempre se queda con la sensación de no haber entendido algo...
Guitarras veloces
Larry Coryell es, junto a McLaughlin, el otro progenitor mítico e imitado de los guitarristas superveloces que hoy salen de todas las esquinas y que hubieran dejado alucinados al personal de hace apenas diez años. Coryell es americano, más bien tejano, y tiene ahora 35 años (por 36 de McLaughlin y 31 de Paco) y ha tocado con todo bicho viviente. Sus colaboraciones principales fueron con Charles Lloyd y Gary Burton antes de lanzarse a formar su grupo electrificado Elevent House y seguir realizando discos acústicos como el que realizó con el mismo McLaughlin (Spaces), dos con Phillp Cathenine (guitarrista belga) u otro (y precioso) junto a Ralph Towner, Collin Walcott y Glenn Moore (The Restful Mind). Coryell parece dominar los recursos de la guitarra de una forma absoluta casi apabullante, razón por la cual suele despertar suspiros de admiración entre los mismos guitarristas. Pero es que además posee una sensibilidad poco común, sobre todo con la acústica.
La superación del purismo
El de aquí, el que queda, es Paco de Lucía. Se supone que es universalmente conocido, casi un lugar común -¡toca muchísimo! y así- entre las distintas generaciones de sus seguidores. Guitarrista que ha tenido la rara cualidad de conseguir sobrepasar a los puristas del flamenco haciendo con su guitarra miles de cosas prohibidas. Desde una rumba (Entre dos aguas) hasta su presentación en el Real, colaboraciones con el grupo de jazz-rock hispano Dolores, con el bueno de Al di Meola (un discípulo de Coryell y McLaughlin), pasando también por un disco de homenaje a Falla, entra ahora en una vía que no es la flamenca que él tuvo por partida. Paco de Lucía se cargó las convenciones estrechas a base de soltarse, de improvisar aún más, de llevar la guitarra flamenca a lugares y hacia formas con las que nadie hubiera soñado. La ligazón de los dos jazz-men conocidos con el más conocido de los que utilizan guitarra flamenca puede ser, además de bonito, interesantísimo.El concierto que vienen dando a lo largo de toda su gira europea (encabezado por McLaughlin, el cual después irá a Cuba) es completamente acústico.
Según Ebbe Taber, corresponsal danés en Madrid, que les vio hace algunos días en Copenhagen, en primer lugar actúa cada uno por separado, a continuación, McLauglilin en dúo con los otros dos, y finalmente, media hora o cuarenta minutos en los cuales tocan los tres juntos. El concierto viene a durar casi dos horas y media y entre los temas que tocan en trío está Mañana de Carnaval, Meeting of the Spirits (de la Mahavishriu) y Tres Hermanos, que posiblemente hayan inventado para la ocasión.
Aplazaron el primer concierto (en París) por no encontrarse lo suficientemente compenetrados y a Paco, por lo visto, le apuraba mucho tocar en Madrid por la cosa del purismo. En todo caso, el público que acuda en Madrid y Barcelona a escuchar este concierto (que probablemente sea radiado en diferido por RNE y sobre el que realizará un reportaje el Popgrama) tal vez no ande demasiado preocupado por la fidelidad a las artes, sino por pasar un rato que le recompense del precio de la entrada y de escuchar tanta música ccin la que no pasa nada.
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