El episcopado previene contra el voto cristiano a partidos que defiendan el divorcio y el aborto

La Comisión Permanente del Episcopado Español ha tomado postura ante las próximas elecciones legislativas y ha aconsejado a los católicos que reflexionen sobre su condición de cristianos antes de votar a aquellos partidos en cuyos programas se incluya una concepción materialista de la vida y la defensa del aborto, determinados planteamientos del divorcio y la enseñanza de carácter únicamente estatal.El documento, en el que los obispos españoles ofrecen ese asesoramiento, fue dado a conocer ayer, al término de las reuniones de la Comisión Permanente del episcopado. Dieciocho miembros de la permanente votaron a favor. Uno emitió su voto en blanco.

No fue fácil llegar a un consenso sobre el documento. Fueron necesarias cinco redacciones diferentes, efectuadas a lo largo de los tres días de reuniones. Presidió el titular de la Conferencia Episcopal, monseñor Tarancón.

Las tres últimas redacciones del texto, titulado La responsabilidad moral del voto, fueron prácticamente deletreadas, según dijo el portavoz episcopal, monseñor Antonio Montero. Al final, uno de los participantes en las votaciones votó en blanco. Monseñor Montero puso mucho hincapié en el hecho de que no se había producido ningún voto en contra. Observadores de la política religiosa española le dan al voto en blanco el carácter de voto en contra del texto aprobado y difundido. No se descarta que de ese voto en blanco puedan salir, en un futuro inmediato, contradocumentos que acentúen aún más el carácter conservador del elaborado por los diecinueve miembros de la Comisión Permanente del episcopado.

Ninguna novedad

Monseñor Montero comentó a los informadores que este documento no contenía novedades con respecto a pronunciamientos preelectorales previos de la Conferencia Episcopal. Sin embargo, en el texto se aprecian precisiones que ligan a la jerarquía con opciones políticas de centro y de derecha, porque de una manera u otra los partidos de izquierda y de extrema izquierda defienden cuestiones como la escuela estatal, el divorcio y la regulación del aborto.

La Iglesia explica, en este documento, que «no puede ser indiferente ante el destino de nuestro pueblo; no se siente neutral ante las posibles amenazas contra los valores éticos o los derechos humanos; no reduce el mensaje cristiano a la vida privada, sino que proclama el Evangelio como fermento inspirador de la sociedad y de sus estructuras». En este sentido, los obispos se consideran en el deber de servir de pastores y de guías, «Incluso para evitar que se tomen como voz de la Iglesia opiniones privadas o de grupos».

Contra el aborto y el divorcio

«De cara a estas elecciones -dice el documento episcopal- nos preocupa particularmente el propósito de legalizar el aborto que figura en algunos programas. He aquí un caso típico de colisión entre política y conciencia cristiana, no provocada ciertamente por esta última. Tal puede ocurrir también con determinados planteamientos de una ley de divorcio o con una ordenación educativa que coartara el derecho de los padres a elegir el tipo de educación que debe darse: a sus hijos.»

«Debe valorarse rigurosamente -continúa diciendo el documento- la sinceridad, energía y competencia de los partidos para afrontar las grandes lacras sociales de nuestro país: las que afectan al paro, la situación del campo, la masificación urbana, etcétera.»

La Comisión Permanente del episcopado considera indiscutible el deber de votar. «El voto -dice ha de ser honesto y responsable; ha de tener en cuenta el programa del partido al que apoya, la ideología que lo sustenta y las personas que lo encarnan.»

El creyente, dice el documento episcopal, está obligado en conciencia a obrar coherentemente con su fe, cuando acude a las urnas. «Este deber es manifiesto si el voto lleva consigo la adhesión a ideologías materialistas de uno u otro signo, a modelos totalitarios de sociedad o a la violencia como método político.» Después de esta declaración, centrada en un espectro político de moderación, la Comisión Permanente del episcopado enumera sus preocupaciones acerca de los programas electorales en los que figuran puntos favorables al aborto, al divorcio y a la ordenación educativa que, según los obispos, coarte «el derecho de los padres a elegir el tipo de educación para sus hijos».

"La plaga del terrorismo"

«Mención aparte merece, y muy destacada, por desgracia, la terrible plaga del terrorismo», dicen los obispos. «Tanto en sus versiones de atracos, secuestros y destrucciones, como en el directo derramamiento de sangre, constituye un brutal recurso a la violencia, que ofende a la ley de Dios y a la dignidad del hombre. Las enseñanzas de la Iglesia universal, las del episcopado español y las de los obispos más afectados por tan doloroso problema han sido y son inequívocas en la repulsa de semejantes métodos.»

Tras esta referencia velada a la actitud de los obispos vascos con respecto al tema del terrorismo, los obispos de la Comisión Permanente condenan, «en nombre del Evangelio de Cristo», «el asesinato de personas, sea cualquiera la motivación con que pretenda justificarse. El cristiano sabe que la dignidad sagrada de la persona no le permite promover ni siquiera los derechos del hombre a costa del hombre mismo, violando el primero y raíz de todos: el derecho a la vida».

Por último, la Comisión Permanente del episcopado reitera la adhesión de la jerarquía «al ordenamiento democrático de la sociedad y a la libre concurrencia de las opciones políticas». Al mantenerse por encima de toda opción de partidos, la Iglesia recuerda que es contraria a que sacerdotes asuman cargos de representación o de liderazgo político. Los que lo hayan hecho, que son algunos, «no representarían a la Iglesia ni podrían simultanear su cargo con un ministerio pastoral», de resultar elegidos.