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Fuerte pugna en la elaboración del documento final de Puebla

Juan Arias

«Es denigrante que ante una Virgen llena de joyas un campesino vaya a implorar justicia, sin ni siquiera tener dinero para comer», afirmó ayer en la conferencia de prensa oficial de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano el simpático arzobispo de Suere (Bolivia), José Clemente Maurer. El prelado añadió ante los aplausos de los periodistas: «Si la Virgen pudiera deshacerse de las joyas lo haría.» Mientras tanto, existe una fuerte pugna en los dos sectores de la conferencia a la hora de redactar el documento final.

Una comisión nombrada por los 156 miembros que tienen derecho a voto en la asamblea será la encargada de redactar el texto definitivo, que será una especie de carta pastoral para la América Latina en los próximos años.

Fuerte marejada en el interior

En el interior de la Conferencia existe una «fuerte marejada». Los textos que han llegado a la comisión, que refunde las veintiuna comisiones que han trabajado estos días no han gustado al sector más progresista del obispado. En realidad, según manifestó un obispo chileno a EL PAÍS, existen tres tendencias dentro de la conferencia, que se podrían clasificar así:La socialista, que tiene contactos continuos con los teólogos de la liberación, todos presentes masivamente en Puebla; esta tendencia agrupa a una minoría, aunque goza de mucho prestigio, porque se trata de obispos que han pagado, incluso con la cárcel, su empeño social.

La segunda tendencia, mucho más consistente, se revela como un centro izquierda. Es el grupo de Arns, Lorscheider, etcétera, que desea que la Iglesia apoye una socialización seria, con regímenes democráticos, y una doctrina social de la Iglesia muy avanzada.

El tercer grupo, de derechas, se conformaría con un capitalismo industrial iluminado para América Latina y, sobre todo, insisten en la apoliticidad de la Iglesia. A este grupo pertenecen algunos elementos de la curia romana, menos Pironio, que apoyan a los obispos más conservadores del continente.

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Contra los regímenes militares

Lo positivo es que todos, casi unánimemente, están en contra de los regímenes militares. De hecho, en el documento provisional sobre «Evangelización, ideología y política» se afirma que para evitar los actos represivos de algunos Gobiernos latinoamericanos, los obispos exigirán que las medidas de seguridad estén bajo el control de un poder independiente «capaz de juzgar sobre las violaciones de la ley y de garantizar medidas que corrijan sus violaciones».Entre los observadores europeos ha causado gran impresión las declaraciones que hicieron ayer dos grandes figuras de la «Teología de la liberacion», el, argentino Enrique Dussel y el brasileño Leonardo Boff. Los dos han hecho una defensa sin reservas del Papa y de sus discursos en México. Han dicho que nadie en el mundo podrá acusar a Wojtyla de «capitalista» y que él «no posee el miedo patológico al Socialismo» que demuestran los europeos.

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