La crisis iraní provoca un aumento de precio del crudo
Una subida imparable del petróleo y sus combustibles derivados en el mercado de entrega inmediata, provocada por la crisis iraní, puede llevar a un nuevo aumento global de los precios del crudo por parte de los países productores. La disminución de la producción iraní y la inseguridad política del país asiático está siendo utilizada por las grandes compañías para crear un clima febril de compras que se acompaña de reducciones en los niveles de exportación.British Petroleum ha anunciado una disminución de suministros a sus clientes de todo el mundo de hasta un 45% en los próximos dos meses. La multinacional británica, accionista mayoritaria del consorcio que explota los yacimientos persas (un 5% de la producción mundial) se abastece en un 40% de crudo iraní.
Francia, Bélgica y Holanda están dando los primeros pasos para reducir sus exportaciones normales de productos refinados y la Agencia Internacional de Energía estudia en Washington la puesta en marcha de sus mecanismos de compensación para evitar la escasez.
El activo mercado londinense de entrega inmediata está registrando en los últimos días subidas sin precedentes. El precio normal del barril para el crudo ligero de procedencia árabe, fijado en algo más de trece dólares, se ha disparado por encima de los veinte dólares y hay informaciones de transacciones a veinticinco dólares el barril en otros países europeos. La gasolina de entrega inmediata ha rebasado ya en algunas zonas mediterráneas los precios alcanzados durante la crisis petrolífera de 1973-74.
Todos los indicios apuntan a que las grandes multinacionales están manejando la incertidumbre iraní y el desorden que está causando en los mercados mundiales para presionar el alza de sus productos. Exxon, la mayor compañía mundial, ha reducido sus entregas en un 10%. Shell lo ha hecho en un 7% y en Gran Bretaña el ministro de Energía ya ha sido advertido de que puede haber escasez a corto plazo de algunos productos refinados si no se aprueba una subida.
Los efectos del ambiente especulativo se ven agravados por el descenso de la producción libia -hasta un 10% en alguno de sus yacimientos- y la disminución de stocks que comienza a hacerse sentir en los países industrializados europeos, sobre todo en los que están sufriendo un invierno más crudo. Aunque el pánico sólo afecta por ahora al mercado de entrega inmediata -una mínima parte del comercio petrolífero mundial-, los especialistas londinenses temen que su onda expansiva lleve a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a introducir nuevas subidas a corto plazo.
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