Jugador "bridge" y fumador empedernido
Durante el mes de febrero de 1976 los súbditos chinos pudieron contemplar en los noticiarios un reportaje de los funerales de Chu En-lai, fallecido un mes antes. Sin embargo, algo les llamó la atención, el orador que hizo el elogio fúnebre no aparecía, ¿qué había pasado con el vicepresidente Teng Hsiao-ping?En un gesto que haría sonreír a George 0rweIl, autor de 1984, los radicales del Buró Político, la banda de los cuatro, como se les conocería más tarde, habían borrado a Teng, algo así como un intento de hacer creer que el «delfín» del primer Ministro no hubiera existido.
Pero el político quizá más perseguido de China se tomó un respiro bajo la protección del general Shu Shi-yu, en Cantón, ante la verdadera batalla por el poder que se avecinaba tras la muerte de Mao, que se presentía cercana.
Nueve meses después, la soldadesca política de Wang Tung-shin detenía a la viuda de Mao y sus tres adláteres. Teng quedaba extraoficialmente rehabilitado. Algunos rumores indican que fue el propio Teng el que planeó, en el verano de 1976, el arresto de los cuatro.En marzo del año siguiente, una entrevista privada entre Hua Kuo-feng y Teng lisiao-ping estableció las condiciones para el retorno del segundo al poder. En aquella ocasión las posturas quedaron claras: Hua quedaba como la imagen del país y Teng como el profesor, con derecho a rodearse de los mejores colaboradores, todos ellos depurados durante la Revolución Cultural.Teng no necesita ya el apoyo de Liu Chao-chi frente a Mao, ni el de Chu En-lai contra Lin Piao. Volvía, en la práctica, como número uno del régimen para poner en marcha las «cuatro modernizaciones»: hacer estudiar a los estudiantes, doblegarse a las peticiones profesionales de los militares y devolver a los campesinos chinos sus pequeñas y medianas propiedades y llevar a cabo un proceso de desmaoización, sin perder de vista su gusto por el bridge, un buen chop suey cocinado a la manera cantonesa e innumerables paquetes de cigarrillos Golden, de Shanghai, que fuma uno tras otro.Quizá tuviera razón Mao Tse- tung cuando afirmó que Teng Hsiao-ping «no sabe lo que es el marxismo», pero el hombre más popular de China sí sabe dónde quiere colocar a su país en el año 2000: entre las primeras potencias del planeta.
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