Dos nuevos libros sobre la procesión del Corpus de Valencia

Dos editoriales valencianas, Vicent García Editores, reconocida en el panorama cultural por sus ediciones facsímil, y la editorial Tres i Quatre, con un amplio catálogo de libros de bolsillo centrado en la recuperación nacional del País Valenciano, han coincidido en la edición de dos libros sobre la procesión del Corpus de Valencia, una de las tradiciones que con seis siglos de historia toma cada año las calles del barrio antiguo de la ciudad «para convertirla -según Josep Renau- en una fiesta enormemente rica en incitaciones, magníficamente expresiva de ciertas estructuras mentales comunes».Su coincidencia en el tema se amplia también a los medios técnicos elegidos para la realización de El Corpus de Valencia, de Jarque y Llobregat, y La processó valenciana del Corpus, de Sanchis Guarner. Estos libros escritos en valenciano tienen una factura de lujo, dando prioridad a las magníficas ilustraciones a todo color y en blanco y negro. En cuanto al texto, realizado desde un punto de vista histórico en el caso de Sanchis Guarner y vivencial en el de Llobregat, es un soporte al esfuerzo de recuperación documental y testimonial que significan estos dos volúmenes.

A pesar de esta similitud temática, la diferencia en estas obras se establece en la forma de abordar el hecho cultural de esta histórica procesión. Mientras Jarque y Llobregat han evitado hacer una disertación histórica o folklórica sobre el Corpus para en su lugar mostrar en opinión de los propios autores «la reviviscencia de la procesión que hemos vivido los que tenemos actualmente más de treinta años y menos de cincuenta», el del profesor Sanchis Guarner narra la historia de la celebración valenciana de esta festividad explicando minuciosamente el simbolismo de los elementos que contiene a través de un profundo estudio de las sugerentes láminas de Fray Bernat Tarin y Juaneda realizadas en 1913.

Desde 1355 viene celebrándose en Valencia esta procesión, que ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo para disminuir su original sentido religioso y convertirse en una fiesta popular donde el esplendor barroco refleja una vez más el gusto y la capacidad de los valencianos por la espectacularidad. El franquismo añadió a la procesión la presencia del Ejército y las autoridades civiles, intencionadamente captada en las imágenes de Jarque.