"«Alicia en la España de las maravillas» es una película muy vivencial"

Desde ayer, jueves, Madrid cuenta con un nuevo local cinematográfico, el cine Arniches, que sustituye al teatro de igual nombre y desgraciada fortuna empresarial a tenor de, la reconversión del local. La inauguración cinematográfica se realizó con la proyección de Alicia en la España de las maravillas, primer largometraje de ficción de su realizador, Jordi Feliú, un autor que alcanza la mayoría de edad -su ópera prima- a los 51 años.

«Es cierto que mi primera película, mía de una manera total, la realizo a los 51 años, sin embargo llevo muchos años vinculados al cine. En 1966 codirigí con José María Font Espina El arte de no casarse, un largometraje. A gran(les rasgos, mi vida cinematográfica se puede narrar así: en 1962 dejé la Escuela de Cine, después de estudiar tres años en ella. Escribí bastantes guiones, entre ellos, el de Tierra de todos, que dirigió Antonio Isasi en 1967. Hice también algunos cortos y, a partir del largo de Isasi, comencé una larga etapa de documentalista, de cine industrial, etapa que ha sido interesante por lo que de ejercicio de estilo conlleva todo trabajo cinematográfico.»«Alicia en la España de las maravillas pretende: ser una película muy vivencial, de los sucesivos traumas que me produjeron los enfrentamientos con la censura. Contiene también experiencias de mi infancia en general, de esa larga lucha entre los profesionales del cine que creíamos en la posibilidad (le hacer o decir algo pese a los obstáculos que ponía la Administración y su capacidad de manipular lo que hacíamos. Personalmente creo que en esa lucha siempre nos han manejado. Cuando llega la posibilidad de decir algo y decirlo sin tantas trabas es cuando surge Alicia... »

«La película -añade su realizador- habla de las represiones cultural, sexual y religiosa, que van estrechamente ligadas- entre sí. A mi entender, lo que ha pasado en nuestro país durante los últimos cuarenta años no es tanto el que nos hayan creado una mentalidad o ideología determinada como el que nos impidieron el formarnos. Nos quitaron lo que había y no lo rellenaron con nada, ese vacío es lo que me parece desolador. A ello habría que añadir una tremenda desinformación. Puedo decirte que en mi propia familia había personas que no se creían el que Hitler tuviera campos de concentración o que existieran exiliados políticos españoles, por ejemplo. »

«Por lo que respecta a la realización de la película, he de decir que he tenido dificultades ante mí mismo, agravado por mi condición de hombre maduro: mi intención era hacer una película que llegase a los más, comercial con humor y erotismo, y, a la vez, con ciertas inquietudes. Es evidente que no queríamos hacer una película de tesis. No queríamos hacer un análisis del franquismo, sino hacer algo así como un póster, un anuncio de una serie de temas. Personalmente, creo que el cine es, básicamente, espectáculo, Alicia..., pese a ser una película típicamente española, pretende el que sea entendida fuera de España, algo que parece que hemos conseguido.