_
_
_
_
Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

David Garth

Manu Leguineche se ha ido a Irán o Persia, capital Teherán, para hacer la crónica anti-Hola de la caída del sha, que ha decidido pegarse una puerta, aunque sea de oro, Manu lo celebró con una orgía de las que acostumbra en su piso, con bengalas, codornices bien guisadas, gente de rollo, cabecitas locas, boquitas pintadas y corazones solitarios. Sólo faltaba David Garth.

David (ejecutivo yanqui experto en electoralismos, o sea para leerlo Deivit), es el hombre que hizo ganar al perdedor, en las recientes elecciones de Venezuela, como saben mis queridos caraqueños, que me leen en El Nacional. De modo que hacemos una revolución, los españoles, la perdemos, vivimos cuarenta años de dictadura, aguantamos tela, matamos al difunto de muerte natural, nos montamos el rollo democrático, decidimos que gobierne el pueblo soberano, elegimos la libertad, olvidamos los tambores y ahora resulta que la libertad, la democracia, los valores, España, la Constitución y el voto se llaman David Garth. Porque le hemos contratado.

No luchábamos en la sombra, no escribíamos en la noche, a la luz del farol del que se colgó Nerval, por los derechos humanos ni por la libertad del pueblo, sino por David Garth, que es quien va a decidir nuestra unidad de destino en lo universal. David Garth va a ser la asistenta ideológica por horas de la derecha española. Areilza le ha recibido a él o a sus mandatarios en una antesala del palacio condal. Fraga le ha chocado la mano, por telecable o en persona, en nombre de la Confederación Democrática. Ha llegado hoy, mismo a Madrid. Osorio iba a darle la bienvenida, pero se ha quedado con la palabra en la boca, como siempre.

La democracia americana, como sabemos (basta con leer a Norman Mailer) es una cosa que se hace entre hombres del marketing, hombres de las relaciones públicas, hombres de los mass-media. A veces, incluso, hasta dejan intervenir a algún político. La democracia venezolana no la han dirimido, últimamente, los caballistas de aquel hermoso pueblo, fijado en novela por Gallegos y Cela, sino el español Ansón y el yanqui David Garth. La democracia espanola, con la que soñamos los niños de derechas desde que las filas dejaron de estar prietas y las montañas dejaron de estar nevadas, la democracia española, digo, resulta que no es una cosa de Azaña, de Ortega, de Felipe, de Suárez, de Besteiro, de Tierno, de Carrillo, no es una cosa a decidir por el pueblo español en la calle, sino por David Garth en su despacho aireacondicionado. Para esto hicimos una posguerra.

En esta columna y en otras tengo dicho que a la derecha española ya no se le ocurre nada, aunque. tenga todo el poder. A Fraga, Vázquez de Mella, Donoso Cortés, Areilza, Menéndez Pelayo, Osorio, Fernández de la Mora y Balmes ya no se les ha vuelto a ocurrir nada desde que se sacaron la España eterna. Se reúnen todas las tardes en casa de Vázquez de Mella o de Osorio, o en misa del alba que les dice Balmes. Al fin, lo que se les ha ocunido se llama David Garth. DG es experto en campañas preelectorales, cambios de imagen, creación de imagen, alta peluquería política y guerra de votos. Un Rafael Ansón sin Inmaculada. La derecha española, después que le ha fallado la batalla de Clavijo y el propio Clavijo, la Virgen del Pilar, María Victoria Fernández-España, la Lacarena, García Morente, Carlos Arias y el apóstol Santiago, decide llamar a mister Garth.

En la orgía de Manu Leguineche estaba el actor José Luis Gómez, que viene y me dice:

-Eres el mayor hipocondriaco político que he conocido.

Gómez puede pasar de antropoide a Pascual Duarte haciendo un poco de Hitler en el intermedio, para no aburrir al personal. Es lo que se llama un actor. Como los políticos no tienen esas manitas, recurren a David Garth, que es la Elizabeth Arden de las derechas carroza, de los condes cansados, de los franquistas inflacionados, de los ejecutivos ejecutados. Un maquillaje de fondo, unas mechas ideológicas en la cabeza y hale, a hacer pasarela electoral. La derecha, antes, tenía una ideología, una mística, una tradición, una historia de España, una heráldica, unos valores, una cosa. Ahora tienen un manager. Del crepúsculo de las ideologías al retorno de los brujos esteticien. Lo de Manu fue como una convención con cocacola de divorciados y divorcistas recientes. Está cayendo el matrimonio y sus valores, pero nos queda David Garth, que ha pedido, de momento, veinte millones de anticipo y un tomo de Balmes para empezar a trabajar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_