El antiguo Matadero Municipal, pendiente de que se le asigne un nuevo uso

El antiguo Matadero Municipal, situado junto al Manzanares, entre la M-30 y el paseo de la Chopera, está pendiente de que se le asigne un nuevo uso, a la vista de que las autoridades municipales decidieron en su día trasladar aquél a un moderno edificio de la localidad de Colmenar Viejo, por haberse quedado infinitamente pequeño a causa de la congestión urbana a que se veía sometida su inmediata área de influencia. Entidades ciudadanas y sociales han detectado el peligro de que pueda verse expuesto a la piqueta, como ya ocurrió con el mercado de Olavide. Se trata de un conjunto de edificios de estilo neomudéjar, de los años treinta, de un alto valor arquitectónico.

Sobre la ribera izquierda del Manzanares, entre la M-30 y el paseo de la Chopera, a lo largo de algo más de un kilómetro, se extiende el Matadero Municipal. El fuerte crecimiento de población, y el consiguiente aumento de la demanda de carnes, junto con las nuevas técnicas de sacrificio y los mayores controles sanitarios, han dejado anticuadas estas instalaciones.Por otra parte, con el crecimiento de Madrid, el Matadero y el Mercado de Frutas y Verduras han quedado rodeados por núcleos residenciales, lo que ha planteado grandes problemas de tráfico y lo que ha hecho necesario su traslado a zonas menos conflictivas. Así, pues, se decidió, hace ya algunos años, clausurar este matadero, creando otro mayor y más moderno en la localidad de Colmenar Viejo, que actualmente se encuentra en funcionamiento.

Pero es ahora, antes de que suceda como con el tristemente dinamitado mercado de Olavide, cuando hay que ir buscando soluciones y adjudicar una nueva función a este edificio, que satisfaga a los sufridos habitantes de Madrid que son, en definitiva, los poseedores reales de las propiedades municipales.

Una obra de 1928

El Matadero, que se terminó en 1928, fue proyectado por el arquitecto Luis Bellido, el cual tardó veinte años, en realizarlo, debido a que las Cortes vetaron algunos presupuestos para su ejecución, después de acusar a Bellido de malversación de fondos, quedando posteriormente demostrada su inocencia.El conjunto de edificios que componen el matadero, responden, con sus fábricas de ladrillo visto y sus decoaraciones geométricas al tradicional estilo neomudéjar, con cuyas esencias más libres, supo Bellido conjugar lo constructivo y ornamental. Es, además, un marcado paso entre el neomudéjar anónimo y puramente utilitario, y el centrado en problemas estilísticos y culturales.

Varios de los edificios de este conjunto gozan de un perfecto estado de conservación. Sus estructuras, perfectamente calculadas, permiten asegurarles una larga vida si la piqueta o la voladura, más o menos controlada, no actúan antes. Si evidentemente su actual función es inconservable por los motivos antes apuntados, su categoría histórico-artística y su satisfactorio estado de conservación nos enfrentan con el problema de encontrar un nuevo uso al que adaptar estas edificaciones.

Esto es un problema que compete no lo al barrio en que está enclavado , sino que, debido a sus características, tanto culturales como de extensión espacial, trasciende d este marco y afecta a toda la ciudad.

Por eso la decisión sobre su futuro no debería recaer en un «grupo de escogidos», sino que habría que encauzarla en vías de mayor amplitud.