Policía armado, muerto en Pamplona al intentar desactivar una bomba
El cabo de la Policía Armada Francisco Berlanga Torres, de veintiséis años, perteneciente al grupo de desactivación de explosivos, falleció en la mañana de ayer en Pamplona, cuando trataba de retirar un artefacto colocado en la puerta de una oficina, propiedad de un conocido miembro de la ultraderecha navarra. La onda explosiva seccionó los antebrazos, parte de la pierna izquierda, así como el tórax de Francisco Berlanga, que falleció a los pocos minutos de ingresar en el hospital de Navarra. La víctima actuó en todo momento, sin ningún tipo de protección.
Sobre las diez menos cuarto de la mañana, dos agentes de la policía municipal advirtieron que en las oficinas de la inmobiliaria Jiménez Fuentes, en el número 24 de la plaza del Castillo, se encontraba un paquete sospechoso, envuelto en plástico blanco. Avisada la Policía Armada, un fuerte contingente se desplazó hasta la zona, situada en el centro de Pamplona, la acordonaron e invitaron a los inquilinos de los inmuebles próximos a que desalojaran el lugar.Mientras un policía armado subía por la escalera del portal, el cabo Francisco Berlanga se acercó hasta el paquete sospechoso, para proceder a su inspección. Después de examinarlo durante unos segundos, el cabo cogió el artefacto, que le explotó mientras intentaba salir fuera de los porches de la plaza del Castillo.
La víctima, irreconocible
Inmediatamente, el policía, natural de Málaga, casado y con tres hijos, fue trasladado hasta el hospital de Navarra, en donde falleció tres minutos después de haber ingresado. Su cuerpo estaba tan destrozado que un médico del servicio de urgencias comentó que «no sabía si se trataba de un policía o un civil. Estaba totalmente irreconocible, ya que la explosión le había destrozado los brazos, una pierna, el tórax y parte de la cara». Testigos presenciales han asegurado que en el momento de retirar el explosivo, Francisco Berlanga no llevaba ningún tipo de protección especial.
Destrozos en las inmediaciones
A consecuencia de la explosión resultaron destrozadas las oficinas de la inmobiliaria, propiedad de Fernando Jiménez Fuentes, dirigente de Fuerza Nueva en Navarra. Se da la circunstancia de que Fernando Jiménez fue objeto de un intento de secuestro el pasado 19 de octubre, en su domicilio de Pamplona. Posteriormente, Jiménez Fuentes abandonó la capital navarra, junto con su familia, y se instaló en Madrid.
Igualmente, la joyería Martineau y la farmacia Lorca sufrieron graves desperfectos en sus escaparates, que quedaron destruidos. Hacía diez días que una llamada anónima había avisado a la policía anunciando la colocación de un explosivo en el mismo lugar. Después de acordonar la zona, se comprobó que se trataba de una falsa alarma, ya que el paquete encontrado contenía restos de periódicos.
En los primeros momentos, cundió el temor en la zona, ya que se temía que pudiera haber otros explosivos. Una vez inspeccionado el lugar, se comprobó que no había ningún otro tipo de artefactos, si bien por el momento no se ha podido determinar si la bomba que acabó con la vida del cabo Berlanga estaba preparada para explosionar en la inmobiliaria Jiménez Fuentes, o al ser manipulada.
La capilla ardiente ha sido instalada en el cuartel de la Policía Armada en Pamplona. Los funerales se celebrarán hoy en lugar todavía no determinado.
A las tres y media emprendieron viaje hacia Pamplona los familiares del policía armado Francisco Berlanga.
Los padres de la víctima, la viuda, tres hermanos y dos tíos, que viajan a Pamplona, fueron acompañados hasta el aeropuerto de Málaga por un grupo de compañeros de la 21 bandera de Policía Armada.
Francisco Berlanga llevaba cinco años en el cuerpo. Había nacido en Casarabonela hace veintiséis años, de donde se trasladó con su familia a los ocho meses de edad. Según manifestaron sus familiares, Francisco Berlanga iba a ser destinado a Málaga durante este año. La esposa del agente se encontraba en la ciudad andaluza pasando las vacaciones de Navidad junto con los padres de la víctima.
Explosiona otra bomba
Por otro lado, sobre las dos menos cinco de la madrugada de ayer, hizo explosión un potente artefacto colocado en la puerta de la cafetería Kabul, en Pamplona, que se encuentra cerrada al público desde el pasado mes de septiembre. La onda explosiva destrozó parte de lá fachada, causando graves daños en comercios situados en las inmediaciones, así como en algunos vehículos estacionados en la zona. Al parecer, la cafetería Kabul, era frecuentada por personas de extrema derecha.
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