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Los chabolistas serán alojados en casas abandonadas

«El chabolismo siempre existirá en las grandes ciudades, pero para paliarlo, la Delegación de Urbanismo y el Ayuntamiento aplicarán un plan de erradicación que consistirá sustancialmente en alojar chabolistas en las casas que queden vacías por remodelación o en las UVAS (Unidades Vecinales de Absorción) que sean desocupadas.» Luis Laorden, delegado de Urbanismo, resumió con estas palabras los proyectos que, para acabar con las infraviviendas madrileñas, estudian los citados organismos locales.

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Otra forma de marginación

Como paso previo del plan, el Ayuntamiento realiza actualmente un censo, que estará finalizado en enero, y en el que se dividen las infraviviendas de esta ciudad en tres grupos. El primero está formado por las que califican de pésimas, y hay entre 2.500 y 3.000. Un 85% de las familias que viven en ellas son de raza gitana. El segundo grupo son también chabolas, aunque su construcción es más sólida. El censo da una cifra que oscila entre las 12.000 y las 14.000. Finalmente, están las casas bajas de mala condición, de las que se baraja una cantidad no superior a las 15.000.«El componente social de estos núcleos -explicó el delegado- hace que las actuaciones sean difíciles. No se puede erradicar un barrio de chabolistas completo. Se trata de familias gitanas que viven de la chatarrería y ocupaciones semejantes. Muchos tienen sus carros y sus burros. Su forma de vida hace que se nieguen a vivir en un bloque de pisos. No quieren escaleras ni, ascensores. Además -añadió-, existe el hecho repetidamente comprobado de que no se puede meter a más de una familia gitana en un mismo bloque, porque se acaban marchando todos. Esto obliga a seg uir un sistema de actuación gota a gota. Como prueba, recientemente hemos ofrecido a 230 familias del poblado de La Celsa viviendas nuevas en Entrevías que sólo han sido aceptadas por 89 familias. Prefieren las casas prefabricadas o las clía-bolas a los pisos. »

«Por encima de construir más viviendas, lo que pretendemos es mejorar la vida de estas familias.» Este es el principio básico de un plan que para ejecutarse requiere una amplia investigación sobre las condiciones en que otras familias abandonan las casas del las UVAS o de los barrios que serán remodelados.

La posibilidad de construir casas bajas para estas familias de chabolistas que no quieren vivir en bloques se plantea de momento imposible por la falta de suelo. «Hay una escasez enorme de suelo que nos impide resolver el problema en poco tiempo», aseguró Luis Laorden. «Nos vemos limitados por la calificación del suelo. Si Madrid crece más, habría que cambiar calificaciones, no para especular -advirtió-, sino para construir para esta gente.» Sin embargo, pese a estas afirmaciones, el delegado manifestó que desconocía la cantidad de suelo público de que dispondrían para edificar. «La obligación de conocer el suelo es del Area Metropolitana. Hay sitio para las 15.000 viviendas que construiremos el año próximo, pero para 1980 Coplaco tiene que buscar suelo.»

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