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Los soldados se niegan a reprimir una manifestación en Irán

Decenas de miles de manifestantes contrarios al sha desfilaron ayer por la ciudad occidental iraní de Tabriz, paralizada por la huelga, y vieron cómo a sus filas se sumaban soldados de uniforme que les prometieron que «no harían fuego», según informaron fuentes de la oposición.

Los manifestantes se hicieron momentáneamente con el control de más de una docena de carros blindados, besaron a sus tripulantes y los pasearon a hombros al grito de «los soldados son nuestros hermanos».La manifestación comenzó después que las tropas dispararan contra un grupo de varios cientos de personas que querían iniciar un desfile desde la zona del Gran Bazar de la ciudad, hiriendo a dos de ellas. Informes sin confirmar hablan de varios muertos.

Un religioso se desgarró el hábito y dijo a los soldados que tendrían que disparar sobre él antes de poder hacerlo sobre los manifestantes. Varios de éstos se descubrieron también el pecho en gesto de desafío. Entonces varios soldados depusieron sus armas y dijeron a los manifestantes que no harían fuego sobre ellos. Luego se incorporaron a la manifestación coreando cantos religiosos. Posteriormente, los soldados que se sumaron a la marcha se vistieron con prendas civiles que les proporcionaron los manifestantes.

El Gobierno negó que el suceso hubiera ocurrido, y a preguntas de los informadores sólo se respondió con un lacónico «no es cierto». Un oficial superior confirmó posteriormente que una unidad había sido llamada de regreso a su base en Tabriz, después de que sus miembros se negaron a obedecer las órdenes de sus oficiales sobre la represión de una manifestación. No obstante, el oficial desmintió que los soldados se hubieran sumado a los manifestantes.

El incidente, primero de su serie que se conoce al cabo de varios meses de agitación política, parece ser el más serio registrado durante la jornada de duelo convocada por la oposición anti-sha en honor del centenar de personas muertas en Tabriz y en otras ciudades durante la pasada semana.

Las afirmaciones de la oposición en torno a este incidente se añaden a las que hablan de un descontento creciente entre los 430.000 hombres del Ejército imperial, a los que se ordena disparar contra manifestantes de su misma fe.

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Aunque fuentes militares han desmentido la existencia de tal malestar, y especialmente entre los reclutas, que constituyen una quinta parte del Ejército del sha, fuentes políticas bien informadas insisten en que los soldados «muestran cada vez más simpatías hacia el pueblo».

Según observadores diplomáticos, la lealtad del Ejército, equipado con centenares de carros blindados, es crucial para el sha si desea conservar el trono.

Por otra parte, en Teherán los comercios y empresas cerraron ayer sus puertas en lo que un diplomático occidental calificó de respuesta masiva» a la convocatoria de huelga hecha por los dirigentes de la oposición religiosa y política al sha. Unas 10.000 personas se concentraron en el cementerio de Behesht Zahra.

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