Homenajes a Conrado del Campo en su centenario
Nuevos signos de homenaje a Conrado del Campo en el centenario de su nacimiento: en el Conservatorio, en el Real, en el disco. Moreno Bascuñana, director del centro donde Conrado dictase sus enseñanzas, expuso la personalidad del que fue su maestro, tanto en el aspecto humano como en el artístico. Otro antiguo alumno de Del Campo, Javier Alfonso, dio a conocer su Calipsodia, para piano, compuesta por encargo de RNE en actitud a la vez personal y evocadora del gran músico madrileño. En fin, el cuarteto formado por los profesores Martín, Jordá, Mateu y Corostola interpretaron los Caprichos románticos, inspirados en Bécquer, acaso la partitura más divulgada de Conrado.En el concierto correspondiente a la última semana, la ONE, dirigida por Antoni Ros Marbá, con José Tordesillas (otro discípulo), repusieron la Fantasía castellana, para piano y orquesta, estrenada en 1947 por Antonio Iglesias (un discípulo más y muy querido) en Lisboa y ofrecida en Madrid -bajo la respectiva dirección de Argenta y Stokowsky- los años 1951 y 1956. Es difícil explicar tanto silencio desde entonces en torno a una obra que, sobre sus valores intrínsecos, fue en toda ocasión, como lo ha sido ahora, refrendada por el público. Partitura que, por una parte, enlaza con el pasado romántico-straussiano típico de la juventud conradiana y, por otra, se instala en el nacionalismo universalista; posee interés, belleza en las ideas y los desarrollos, brillantez, poesía, y, en suma, lo que siempre caracterizó al compositor: idealismo abstracto en torno a conceptos significativos. En este caso, referidos a Castilla, lo caballeresco, lo religioso y lo popular. Conceptos manejados como símbolos para la exaltación y la elocuencia de Del Campo, cargada, en todo momento, de tintes autobiográficos. El dominio sinfónico del autor se revela una vez más junto a él, inserto en su contexto, un piano a la vez concertante y protagonista, cuyo cometido en la «textura» de la pieza cede, en dos ocasiones, para erigirse en sintético y solemne protagonista. José Tordesillas, que heredó del maestro no pocos saberes y hasta el ser tratado con persistente injusticia, hizo una versión magnífica por estilo y técnica hasta lograr una comunicatividad efusiva ante la que se rindió el público de los viernes. No menor calidad tuvo la parte orquestal, llevada por Ros Marbá con ese su especial saber y decir.
Conservatorio: Bascuñana, Javier Alfonso, Cuarteto RTVE
Teatro Real: ONE, Ros Marbá, Tordesillas. Disco: Pura Martínez, Rego, Cuarteto Hispánico.
Cuatro solistas nacionales, pertenecientes a la ONE, tuvieron a su cargo. la parte protagonista de la Sinfonía concertante, de Haydn. Jesús Corvino, violín; Rafael Ramos, «cello»; Rafael Tamarit, oboe, y Manuel Alonso, fagot, hicieron buena música clásica vienesa en una versión llevada por Ros y servida por la orquesta con aliento y lujo de detalles. Las bodas de Fígaro, para empezar, y la «suite» del Mandarín maravilloso, de Bartok, para terminar, completaron el comprometido programa y su espléndida realización. La viuda de Conrado, más que octogenaria, fue testigo de los fervientes aplausos destinados a la figura capital de quien fue su marido. Ovaciones recibidas por cuantos intérpretes intervinieron en el nada fácil conjunto de obras.
La marca RCA, con la colaboración de RNE, ha lanzado un muy bello disco dedicado a Del Campo. Pura Martínez, acompañada por Luis Rego, llenan una cara con cinco canciones castellanas sobre textos de Enrique, de Mesa, muestras muy diferenciadas de lo que un día se llamó con razón «lied» español, por cuanto hace nuestros los supuestos que animaron la canción die cámara alemana. Interpretaciones claras, bien entendidas, plenas dle naturalidad, a pesar de la gran dlificultad que para cantante y pianista presentan todas y cada una de las melodías. La segunda cara recoge el Cuarteto en mi menor, en primera grabación mundial, puntualmente montado por el Cuarteto Hispánico: Polina Kotliacskaia, Javier Comesaña, José María Navidad y Alvaro Quintanilla.
Babelia
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