Una burla nacional

En su edición del 12 de noviembre de 1978, página 14, columna primera, leo que el Ministerio del Interior ha invitado a abandonar España a uno de los primeros exiliados políticos hispanoamericanos que tendrán que dejar el país.No voy a repetir lo que tanto se ha dicho ya en la prensa nacional: la ayuda que las naciones americanas prestaron a los exiliados españoles al terminar y en los años que siguieron a la guerra civil y la valiosa aportación de los hispanoamericanos a la vida cultural española (el primer invitado es un arquitecto). Sólo quisiera preguntar a los responsables de estas lamentables medidas si han pensado en la difícil situación en que nos pueden poner a todos los españoles que nos hemos visto, o nos vimos, necesitados u obligados a dejar nuestra patria por razones políticas o laborales (para muchos un exilio, sea cual sea la causa) y que andamos por Europa y América. ¿Cómo va a tener España fuerza moral para defender a sus hijos exiliados si en un futuro son amenazados con la expulsión de sus actuales países de residencia? ¿Cómo España puede pretender firmar tratados que protejan a los emigrantes en Francia, Alemania, Suiza, etcétera, si expulsa a súbditos de otras naciones a quienes la necesidad llevó a ella?

Para terminar, si estas medidas de expulsión se llevan a efecto, creo que el Gobierno español, sus representantes y órganos de comunicación, deben dejar de hablar de la madre patria y de las naciones hermanas hispanoamericanas, pues tales expresiones no serán sino una burla.