Rencillas colegiales
La polémica existente en estos momentos entre el Gobierno y los socialistas, respecto a la tasa final de inflación para el presente año, evidencia que asistimos a la mitificación de un nuevo indicador macroeconómico: el índice de precios. Gobierno y Oposición parecen haber erigido los ya famosos dígitos que ambos propugnan en una auténtica cuestión de honor.Durante los meses anteriores, el indicador mitificado ha sido la componente monetaria de las disponibilidades líquidas; y no precisamente por culpa de los informadores, como algún alto cargo del ejecutivo osa pretender. Es ya de dominio en las esferas especializadas - que el crecimiento de la masa de dinero ha guardado una considerable distancia del crédito real -en detrimento de éste-, que es realmente la variable que interesa a_los empresarios, cuyas dificultades de tesorería ya no son secreto para nadie.
Todo este tipo de fenómenos no conduce más que a provocar un creciente escepticismo, cada vez más generalizado. Entre los expertos, porque se antoja poco riguroso entablar cuestiones de honor por uno solo de los indicadores que, aislado, no supone nada en absoluto, ni a favor ni en contra de la evolución económica y la política gubernamental. Para la sociedad en general nada produce más incredulidad y desconcierto que el empleo sistemático de conceptos incomprensibles, mientras nadie habla de los aspectos concretos que a título individual y colectivo se sufren cotidianamente.
Si el esfuerzo ante la presente coyuntura debe ser colectivo, los estratos dirigentes de Gobierno y partidos políticos deben asumir su obligación de explicar con claridad todos y cada uno de los factores que inciden en la realidad económica. Olvidando por supuesto empecínamientos personales y rencillas de colegio.
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