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Fernando Abril: "El objetivo del 10% de inflación para 1979 no es negociable"

Al término de la primera reunión entre los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) con los responsables de la economía española (Fernando Abril y José Luis Leal), la incógnita existente sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo para la firma de un nuevo pacto económico-social no sólo continúa, sino que se ha acrecentado.

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La reunión de ayer, en sesiones de mañana y tarde, podría calificarse como de encuentro. En ella no se decidió absolutamente nada y sólo quedaron claras las diferencias abismales entre las propuestas gubernamentales y la capacidad receptiva de las centrales sindicales, que no sólo se muestran remisas a aceptar los planteamientos de Economía, sino que muestran su total desagrade a aceptar unos aspectos de las propuestas que consideran claves.Fernando Abril, vicepresidente segundo del Gobierno, ha sido tajante en su exposición, posteriormente repetida en rueda de prensa: «Como vicepresidente de Economía no estoy dispuesto a aceptar ninguna contrapropuesta que no respete la previsión de un 10% de inflación para 1979; ese 10% no es negociable.» Así está la situación. La aceptación o no de esa premisa está sobre la mesa, y de ello de pende la posibilidad de que se firmen unos nuevos pactos.

Las negociaciones a tres o a cuatro bandas, los topes salariales, la mayor creación de puestos de trabajo y cualquiera de los otros puntos planteados por las centrales son relegados por el señor Abril a un segundo plano, ya que, según él, «son negociables», aunque siempre con el corto margen de maniobrabilidad que da el aceptar una tasa de inflación del 10% para el próximo año.

La postura gubernamental es clara: no se conoce ninguna otra forma mejor para superar el problema del paro que tornar los índices de inflación a unos niveles normales y dotar a nuestra economía de una estabilidad que en la actualidad carece. «O se recuperan los equilibrios básicos o no se termina con el problema del paro», problema que es el que preocupa más al Gobierno, según manifestó el señor Abril. En opinión del resposnable de la economía española, cualquier otro enfoque que se realice no es sino un intento de engañarse y de obtener mejoras a un plazo muy corto y totalmente ilusorias. «O nos enfrentamos a los temas con realismo o nos engañamos. Cualquier otra alternativa no es sino eso: un engaño y una utopía.»

Otro de los temas planteados por los periodistas al señor Abril hizo referencia a los topes salariales que el Gobierno estaba dispuesto a ofrecer, pregunta que tras un amplio análisis sobre la problemática salarial española, capacidad del poder adquisitivo de los españoles y otros aspectos, se quedó sin contestar al negarse rotundamente el señor Abril a dar una cifra concreta. Eso sí, señaló que el punto de partida para fijar el tope salarial sería la inflación media y no la inflación anual de 1978. Es decir, el 12 al 12,5%.

El señor Abril negó que la política propuesta del Gobierno en materia antiinflacionista resultase dura, ya que irá emparejada a un crecimiento más que aceptable y a una política monetaria que será suficiente para los empresarios.

Al señalársele que las previsiones sobre inflación podrían suponer un nuevo ahogo para sectores que ven congeladas sus tarifas de forma intervencionista, el vicepresidente segundo señaló que el país no es intervencionista y lo será menos. «El Gobierno ha ido reduciendo todo tipo de intervencionismos tanto en materia de precios como en materia de comercio exterior. Para conseguir ese 10% de la tasa de inflación, el Gobierno no está dispuesto a utilizar todos sus mecanismos de intervención -cada vez menores- y si es un decidido partidario de una progresiva liberalización de nuestra economía.»

A lo largo de la rueda de prensa, y por las afirmaciones realizadas por el señor Abril Martorell, quedó claro que lo señalado por él mismo hace escasamente dos meses sobre las varias vías que se le ofrecían a la economía española para salir de la crisis no son tantas, ya que la defensa ardorosa de la tasa de inflación del 10%, con lo que ello conlleva, no es sino la reafirmación clara de que las alternativas no son demasiadas. Tras decir que el Gobierno asume el compromiso de no dejar la tasa de inflación por encima del 10% y de garantizar una mejora del poder adquisitivo del español, Fernando Abril dijo, tras un gran despliegue verbal, que el programa económico del Gobierno se puede poner en práctica sin pacto de ningún tipo, aunque hizo hincapié en que lo deseable es la consecución de un claro consenso entre las partes, si bien partiendo de un proceso de autonomía de todas ellas.

La impresión que se pudo recoger ayer es que la pelota se encuentra en el tejado. Hoy los representantes gubernamentales se reunirán con los dirigentes de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, y a principios de la semana próxima se volverán a reunir con centrales y Gobierno. El Gobierno está dispuesto a ser por el momento un mero puente entre unos y otros, aunque las reglas del juego, según manifestaba uno de los asistentes a la reunión de ayer, las fije él.

Oposición de las centrales

«No ha habido ni ruptura ni acuerdo en las negociaciones mantenidas hoy con el Gobierno sobre el programa de política económica presentado por éste a CCOO y UGT», según han manifestado a la salida de la reunión los líderes de ambas centrales Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, respectivamente.A la reunión, que se reanudó a las cinco y media de la tarde y que finalizó poco después de las nue

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Fernando Abril Martorell: "el objetivo del 10% de inflación para 1979 no es negociable"

(Viene de página 47)ve, asistieron, además de los secretarios generales de ambas centrales y otros dirigentes, el ministro de Economía y vicepresidente del Gobierno, Fernando Abril Martorell, y el ministro de Trabajo, Rafael Calvo Ortega.

Según ha comunicado Marcelino Camacho, en el programa del Gobierno, que no coincide completamente con el enviado ayer a las centrales sindicales, no se contempla el problema de fondo, que es el paro, sino que todo gira en torno a la inflación. Respecto al aumento de 100.000 a 150.000 puestos de trabajo en 1979, que señala el plan del Gobierno, ha añadido que con menos de 200.000 puestos de trabajo no se puede solucionar el problerna del paro.

Finalmente, Camacho ha señalado que se celebrará un segundo encuentro entre las centrales citadas y Abril Martorell, pero ha considerado que es difícil que en esta nueva reunión se llegue a un acuerdo, hasta que no se despeje la incógnita electoral.

Sobre el tema de las plantillas, el secretario general de CCOO ha apuntado que el plan del Gobierno «está copiado» de las aspiraciones de la patronal. Además, ha indicado que este tema no se contemplaba en el documento enviado ayer a las centrales.

Nicolás Redondo, secretario general de UGT, por su parte, se ha mostrado más pesimista respecto a las negociaciones y ha indicado que no se ha retrocedido en ellas, pero que tampoco se ha avanzado. «Una negociación desgraciada -ha dicho-, conduce a un final desgraciado, que no va a llevar a ninguna posibilidad de acuerdo.»

Preguntado sobre este último punto, el secretario general de UGT ha declarado que el Gobiernó tendrá que plasmar una política económica mediante un decreto-ley, fórmula que será a todas luces impopular. Por otra parte ha dicho que es difícil llegar a un acuerdo entre la CEOE y las centrales sindicales, ya que el programa de la primera coincide plenamente con el Gobierno.

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