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Israel examina "hechos preocupantes"` de las negociaciones de Washington

Mientras el líder de la Organización para la Liberación de Palestina, Yasser Arafat, iniciaba ayer una visita a Moscú, el Gobierno israelí dedicó una «sesión extraordinaria» del Gabinete a «examinar ciertos hechos preocupantes» de las negociaciones de paz en Washington. Esta reunión siguió a la respuesta «severa» dada el domingo por el primer ministro Menahem Begin a la nota de protesta del presidente norteamericano Jimmy Carter por el «refuerzo» de las colonias judías en Cisjordania.En los medios políticos de Jerusalén se estima que estas acciones -excluida la entrevista de ayer de Arafat con Andrei Gromiko en Moscú- forman parte de una representación teatral más que de verdaderas iniciativas políticas.

En ese aspecto, los observadores señalan que la «representación» iniciada la semana pasada con la llamada a Jerusalén de Dayan y Weizman, y completada con el anuncio oficial sobre el «refuerzo» de las colonias, ha tenido el propósito de satisfacer a los ministros israelíes «duros», puesto que ya antes de viajar a Jerusalén Dayan,y Weizman habían dado su conformidad al proyecto de paz preparado en Washington. Se habría tratado así de que Begin no pudiera ser acusado en Israel de practicar una política de «hechos consumados».

A su vez, la decisión sobre el refuerzo de las colonias sólo habría servido para salvar la posición de los tres ministros «duros», Arik Sharon, Haim Landau y Zuvulum Hammer, quienes al aprobar el plan de paz declararon que a cambio obtuvieron «algunas concesiones concretas».

No hay candidatos a colonos en Israel

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Aquí se considera que las «condenas» de Carter y, del presidente egipcio Anuar El Sadat sobre las colonias judías respondieron también a esa política «teatral», ya que ambos sabían de antemano que la «determinación» carecía de significado político concreto.

Lo cierto es que en este momento Israel no dispone de «colonos» para el «refuerzo» anunciado, debido al temor de los posibles candidatos a que la evacuación de los asentamientos judíos en el Sinaí sirva de «modelo» para los futuros acuerdos sobre el Golán y Cisjordania. «¿Quién va a establecerse ahí -pregunta en un editorial el diario Maariv- cuando la amenaza de la autonomía pesa sobre las colonias va existentes?»

Se explica así que Sadat haya decidido que los negociadores egipcios continúen en Washington. Ahora los representantes de El Cairo y Jerusalén podrán examinar un «nuevo» proyecto, exclusivamente norteamericano, no el «enmendado» por Begin ni el plan egipcio. Así, la representación continuará hasta el fin, un fin perfectamente conocido por los «actores» y el «director» -Begin, Sadat y Carter-, y nada ni nadie podrá detenerlas negociaciones: ni la cumbre de Bagdad, ni siquiera el premio Nobel de la Paz concedido a los dos principales protagonistas.

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