_
_
_
_

"Cañones" consigue la mejor entrada del año en Carabanchel

Nada más empezar la función, Antonio Arroyo se hizo un lío con el capote, los terrenos, las querencias y todo eso, y hubo de echar cuerpo a tierra para que no le arrollara el novillo. Toda la tarde se la pasaron los novilleros hechos un lío. Los productos de Sánchez Rico tenían casta, y ya se sabe qué pasa cuando hay casta en las reses y poco oficio en los lidiadores.En verdad, lidiadores en sentido estricto, sólo lo eran los subalternos (tampoco todos). Los hombres de plata intentaban poner orden en aquel desaguisado de carreras y telonazos sin sentido. Rafael Redondo templó con el capote hasta pasarse; Camarasa, después de una voltereta en su primera entrada, colocó un par de banderillas de mucho mérito; y otro, bellísimo, Martín Recio.

Plaza de Carabanchel

Novillos de Carlos Sánchez Rico, muy justos de trapío, salvo cuarto y quinto; con casta y quizá edad, mansos, manejables. Antonio Arroyo: Bajonazo exagerado (silencio). Pinchazo, estocada contraria, otro pinchazo, estocada tendida, dos pinchazos más, estocada y aviso, con tres minutos de retraso (silencio). Manolo Nozal: Estocada corta atravesada, bajonazo que asoma, tres descabellos, pinchazo, aviso con dos minutos de retraso, pinchazo y tres descabellos (silencio). Estocada (oreja). Josele: Dos pinchazos, estocada atravesada que asoma por un brazuelo y dos descabellos (silencio). Tres pinchazos y estocada atravesada que asoma (palmas). Hubo muy buena entrada.

Los de oro, en cambio, estaban a pegar pases en el marco de sus muchas limitaciones y, a veces. era la guerra. La novillada, salvo un par de ejemplares, apenas tenía presencia, pero parecía tener edad, lo cual es mucho peor para la integridad física de quien se pone delante. La lidia infame sumó problemas a los propios de la casta y de la edad, y los novillos, casi todos muy nobles, aunque parezca increíble en aquellas circunstancias, estuvieron muy por encima de los matadores.

Tan inexperto como valiente, Arroyo logró salvar la piel, de lo cual nos felicitamos. Con más facilidad en el primero, que era noble, pero el cuarto, insuficientemente Picado, que desarrollaba sentido. le hizo pasar continuos apuros por todo el redondel. Una de las muchas veces que le perdió la cara, Arroyo recibió un tremendo gañafón por detrás, y salió impulsado en vertical, como un misil.

Con más oficio, Manolo Nozal consiguió algunos muletazos aceptables en el transcurso de sus dos interminables faenas, y dio verónicas de manos bajas, suaves y templadas. Josele ocupaba el tercer lugar del cartel, no se sabe por qué razón, pues es más veterano que sus compañeros del cartel. La veteranía sólo le sirvió para recurrir al truco del tremendismo, con rodillazos múltiples y desplantes, mas nada de esto se le agradeció. Antes bien, le chillaban: «¡Torea de una puñetera vez!» Con el capote dio cinco largas de rodillas (una de ellas, a porta gayola) e hizo un buen quite por chicuelinas.

Pero la fiesta no estaba en el ruedo, sino en los tendidos. Hubo la mejor entrada de todo el año en Carabanchel y nadie abandonó su localidad hasta que hubo concluido la novillada. La afición disfrutaba con el espectáculo, aunque, como quien dice, no valiera un duro. El hecho mismo de la fiesta, en tarde deliciosa de sol, era lo que tenía verdadero valor. La gente quiere ir a los toros, pero los empresarios no se enteran. Las Ventas cerró (los administradores de aquel coso sabrán por qué) y Carabanchel no abre, y mientras la clientela se queda con las ganas.

Bueno, sí, abrió el domingo Carabanchel, pero tuvo que ser uno de los banderilleros de las cuadrillas, Cañones -el hombretón aquel de grana y plata-, el que organizara el espectáculo, quizá con el dinero de otro. Le salió muy bien, porque abarató las entradas y de poco se le llena la plaza. Cañones es el hombre del día en el concierto taurino. Cañones les dio un repaso a los mismísimos empresarios de Madrid. Un par de Cañones es lo que les hace falta a los empresarios de la capital del reino. Aparte de otras cosas.

La empresa no se decide

Según fuentes allegadas a la empresa de Carabanchel, ésta no se decide a abrir la plaza el próximo domingo, por si empeora el tiempo. Parece ser que, para dar toros, necesita garantías absolutas, nada menos. En estas condiciones es fácil ser empresario.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_