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Carter establece un programa de control voluntario de precios y salarios

El presidente norteamericano, Jimmy Carter, presentó ayer un plan de medidas económicas destinadas a reducir la inflación, mediante el control voluntario de precios y salarios, que fue acogido fríamente por empresarios y sindicatos y duramente criticado por el Partido Republicano.

Carter dijo al país, a través de la televisión, que los ciudadanos estadounidenses deben hacer frente a una época de austeridad nacional y que son necesarias algunas medidas rígidas si se quieren evitar consecuencias peores. Según cifras oficiales, la inflación alcanzará este año el 8% y el pro grama expuesto ayer por el presidente pretende reducirla al 6% ó 6,5% en el año que viene.En 1976, año en que Jimmy Carter realizó la campaña electoral que le llevó a la Casa Blanca, los precios al consumidor aumentaron un 4,8%. En los ocho primeros meses del presente año el incremento fue del 9,5%. La inflación ha sido uno de los principales motivos del rápido descenso de popularidad del presidente Carter en los sondeos de opinión y figura como el problema número uno que preocupa al norteamericano medio.

Salarios al 7%

El plan antiinflación de la Administración Carter prevé una limitación voluntaria de los aumentos salariales del 7%, de la que quedan excluidos los trabajadores que ganen menos de cuatro dólares por hora, o aquéllos otros que hayan firmado ya contratos con aumentos superiores a ese porcentaje.

Asimismo, el plan contiene una limitación voluntaria de los aumentos de precios, que quedan limitados al 0,5% sobre el aumento medio de los dos últimos años y que admite también ciertas excepciones para determinadas empresas.

Seguro salarial contra la inflación

Para dar garantías a los trabajadores de que sus salarios no se verán mermados por la inflación, se crean unos seguros salariales, que consisten en que si la inflación en el año que viene rebasa el 7% se efectuará una desgravación de impuestos igual a la diferencia. Por otra parte, el Gobierno federal limitará su contratación de nuevos funcionarios públicos, cubriendo sólo una de cada dos plazas libres, lo que se piensa permitirá reducir 7.000 puestos al mes en la burocracia federal.

La Administración Carter advierte en el plan antiinflación que no vacilará en utilizar su política de contratación contra aquellas empresas que no cumplan las restricciones voluntarias en los incrementos de precios y salarios. En su alocución televisada Carter pidió la ayuda del pueblo norteamericano para su programa de medidas económicas y aclaró que el plan no acabará con la inflación, pero puede ayudar a que las cosas vayan mejor en los próximos años.

Oposición sindical y republicana

Los sindicatos acogieron con reservas el plan antiinflación y se reservaron un comentario oficial hasta que hayan, estudiado detalladamente el programa presentado por el presidente. Sin embargo, algunos líderes sindicales adelantaron sus comentarios personales, que critican esencialmente el seguro salarial, que compensaría a los trabajadores a final de año de los perjuicios de la inflación y además mediante una reducción de impuestos, con lo que los salarios reales se verán disminuidos si la inflación supera el 7% el año próximo.

Los empresarios aparecían ayer más divididos. Algunos apoyaron el plan de Carter, mientras que otros expresaron su opinión de que los controles voluntarios acabarán siendo obligatorios, lo que significa la intervención del Estado en la economía. El dólar reaccionó, negativamente en los mercados internacionales y volvió a caer ayer, superando de nuevo el récord de baja cotización frente al yen japonés.

En el plano político, el plan antiinflación de la Administración Carter obtuvo un respaldo moderado de los demócratas y demoledoras críticas de los republicanos. El ex presidente Gerald Ford auguró que «los controles voluntarios de precios y salarios no funcionarán», y dijo que el programa de Carter puede ser «una buena política temporalmente, pero es mala economía».

Bill Brooke, presidente del Comité Nacional Republicano, fue más tajante aún y declaró que el plan de la Administración demócrata «es insuficiente, llega tarde y se parece a otros que ya fracasaron».

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