Final del intento unitario de las tres universidades de Cataluña
Una vez más, es preciso recordar cómo las universidades catalanas se lanzaron, después de la muerte de Franco, a un proceso lleno de generosidad, pero con el defecto de origen de ser «rupturistas» y darse en una sociedad en la que no se iba a producir, como se ha visto, una ruptura neta. Hubo, pues, infravaloración de los muchos oponentes al respetable eslogan de «queremos una Universidad catalana, científica, democrática y autónoma».En el marco de una política de consenso general y en las cercanías de una Generalidad personalista y conservadora, el proceso universitario catalán mostró todas las fisuras imaginables el pasado mes de mayo (ver EL PAÍS de 4, 5 y 6 de mayo).
El último descalabro, recién consumado, consiste en la aparición de un movimiento centrífugo en el unitarismo que había caracterizado hasta ahora la actuación de las Universidades catalanas y cuyo marco orgánico era el Consejo Interuniversitario Catalán. Este consejo no se ha reunido desde, por lo menos, hace más de un mes, cuando, precisamente, los problemas universitarios no pueden estar más candentes, con la primera Universidad barcelonesa, literalmente, al borde del colapso.
A través de las muy numerosas fuentes consultadas, en todo el abanico universitario, puede afirmarse que la Autónoma y la Politécnica están centradas en la posibilidad de que se tranfieran a la Generalidad las competencias en materia de enseñanza superior, mientras que la primera Universidad intenta hallar una alternativa válida.
A nivel más concreto, las discrepancias partieron de la descongelación de plazas acordada por la Autónoma -admitiendo que tomarán posesión los no numerarios que no habían boicoteado las oposiciones- para, a continuación, centrarse en la existencia de un doble circuito de utilización de los fondos públicos universitarios. Este doble circuito fue eliminado por el equipo de la primera Universidad, pero subsiste en las otras dos. Este último problema está en el centro de la actual huelga de personal no docente (PND).
Descongelación del profesorado
La descongelación del profesorado, de la autónoma fue considerada como una falta de solidaridad por parte de la primera Universidad, dispuesta a mantener la congelación. Pero fue el segundo problema, el del doble circuito de los fondos universitarios -directamente relacionado con la huelga en curso de los PND- lo que llevó las discrepancias entre las Universidades catalanas a una situación grave. En efecto, mientras la primera Universidad suprimió radicalmente dicho doble circuito, las Universidades Autónoma y Politécnica lo continúan manteniendo.Esta diferencia es absolutamente básica. Así, mientras en la primera Universidad hay huelga de PND por haber suprimido el rectorado los complementos -calificados de «ilegales»- en la Universidad Autónoma subsisten de forma generalizada los complementos salariales de los PND y en la Politécnica existen otros complementos individualizados. Por ello, la problemática objetiva de las Universidades es antagónica: si la huelga de PND se soluciona aumentando el Ministerio los sueldos de éstos hasta llegar a su sueldo anterior, automáticamente los PND de las otras dos Universidades solicitarán también un aumento. En cambio, de subsistir la situación actual se evidencia que la primera Universidad considera «ilegales» unos complementos que se perciben normalmente en otros centros.
Dentro del gran tema del doble circuito de los fondos públicos universitarios se integra la existencia, en el pasado, de las extratasas académicas, pagadas por los alumnos que se matriculaban en la primera Universidad de Barcelona. Toda esta cuestión está sujeta a unas diligencias previas, ordenadas por el fiscal del Reino, que actualmente se están tramitando ante un juzgado de instrucción de Barcelona.
Cuando el doctor Badía Margarit tomó posesión del rectorado de la primera Universidad, una de las primeras cosas que hizo fue someter al control del Banco de España todos los fondos de su Universidad. Ello, en cambio, no se produce en las otras dos Universidades, que ingresan fuertes remanentes en instituciones bancarias privadas.
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