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Schmidt cree que el conflicto chino-soviético, perjudicará a Europa

Una frase pronunciada por el canciller Helmut Schmidt durante una comida en la Sociedad Germano-Japonesa de Tokio, acaba de provocar fuertes críticas en el sector conservador alemán. Schmidt dijo ayer literalmente: «No soy de aquellos que se las prometen muy felices ante la rivalidad actual entre Pekín y Moscú, por lo que toca a beneficios para Europa y Asia.»El canciller justificó esta postura al hablar del conflicto chino-soviético y de la voluntad de distensión internacional que trata de llevar Bonn a la práctica. Este criterio parece ser compartido por Japón, según dio a entender Schmidt. Queda por ver si, andando el tiempo, ambos países, sumamente interesados en el progreso económico de Moscú y Pekín a efectos de cooperación financiera, llegan a formular algún llamamiento a la paz entre los dos colosos socialistas. Pero no parece que la voluntad conciliadora tenga demasiado éxito.

Por el momento, la Democracia Cristiana, en su rama bávara se ha apresurado a responder al canciller en otro sentido: no es cierto que las tensiones chino-soviéticas perjudiquen a Europa, sino todo lo contrario. Si esas tensiones no existiesen -añaden los bávaros-, Moscú contaría con un obstáculo menos para su expansionismo militar.

Por tanto, según el partido conservador, esta rivalidad supone un factor estabilizador.

Algo semejante opina el diario liberal conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung, para el cual la discutida frase del canciller ha sido, hasta ahora, la única muestra de falta de realismo políticodurante su estancia en Japón: «Solamente porque China se enfrenta al poder imperial soviético -señala- existe en Asia la oportunidad, desde la retirada norteamericana de la zona, de alcanzar un equilibrio de fuerzas.» En cuanto al efecto sobre Europa de esta permanente confrontación entre Pekín y Moscú, el mismo diario opina que, gracias a estas tensiones, Berlin occidental no ha pasado a formar parte de un país socialista.

Acuerdo monetario

Al margen de la polémica en torno de la frase del canciller, Helmut Schmidt ha subrayado el acuerdo al que ha llegado con su colega japonés, Takeo Fukuda, de mantener el marco y el yen en el nivel en que se encuentran, sin aspiraciones de convertir ambas monedas en sustitución del dólar en las transacciones internacionales, aunque sí contribuyendo a la estabilidad de la divisa norteamericana sólo indirectamente, mediante la consolidación de la reforma monetaria ya en marcha.Alemania Federal respalda «el papel cada vez más importante de Japón en Asia y su creciente disponibilidad a asumir una responsabilidad mayor en la cooperación en esta parte del mundo».

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