Nueva ley electoral en Portugal

Portugal dispone ya de una ley electoral actualizada: comunistas y socialistas han aprobado ayer el nuevo texto legal que sustituye la ley anterior de 1976. Ha prevalecido, con algunas enmiendas, el proyecto socialista, que presenta pocas alteraciones en relación al sistema hasta ahora vigente y que socialdemócratas y, demócratas cristianos -que votaron en contra- acusan de «no servir los intereses nacionales».Conviene recordar que las principales modificaciones propuestas por estos dos últimos partidos tendían a introducir fuertes sanciones económicas contra el abstencionismo, aumentar la representación de los emigrados y alterar la configuración geográfica de los círculos electorales.

La izquierda hizo bloque, en nombre de la defensa de la libertad de voto, contra la propuesta de multar con ochocientas pesetas las abstenciones no justificadas. La única novedad será, pues, la reducción de 263 a 246 del número total de diputados de la futura Cámara, medida conforme con las disposiciones constitucionales que indican que los miembros de la Asamblea de la República serán entre 240 y 260.

Con la adopción de la ley Electoral desaparece uno de los obstáculos técnicos para la disolución del Parlamento: el otro es la confección de los nuevos cuadernos de electores, siguiendo el nuevo censo.

El presidente Flanes, que reinició ayer los contactos con los partidos parlamentarios, recibiendo al Partido Comunista y al Centro Democrático y Social, deberá decidir, tal vez esta semana, si llegó el momento de considerar agotadas las posibilidades de un acuerdo interpartidario y de encarar otra fórmula para resolver la crisis que se arrastra desde julio. El Partido Socialista manifestó ya su preocupación de ver al general Eanes retrasar el momento de emprender las negociaciones en vista de la segunda alternativa, es decir, el nombramiento de un primer ministro cuya designación sea fruto de un consenso entre el presidente y los partidos, con eventual participación de estos últimos -o de algunos de ellos- en el ejecutivo.

En su última nota, la presidencia de la República adelantaba que si fracasaba el intento de acuerdo previo entre los partidos, el general Eanes encaminaría sus esfuerzos hacia la consecución de «una de las otras propuestas fórmuladas en su alocución del 22 de septiembre». ¿Estará el general-presidente dispuesto a «saltar por encima» de la solución interpartidaria sin coalición -que ya recogió las preferencias de los socialistas y de los demócratas cristianos- para pasar de inmediato a la última alternativa, es decir, un Gobierno tecnocrático de igual índole que el actual, presidido o no por Alberto Nobre da Costa y encaminado a preparar las elecciones anticipadas? Los socialdemócratas y la derecha extraparlamentaria no esconden que para ellos es la «única salida racional».

Esta vez el aparente bloqueo de la solución política normal no se debe al partido de Mario Soares, sino a los seguidores de Sa Carneiro, que en las últimas 48 horas rechazaron sucesivamente la propuesta del Partido Comunista -dirigida a todos los partidos- y del CDS (restringida al PS y al PSD) de entablar negociaciones bilaterales en vista a resolver la crisis.