Francine Patterson,
zoóloga norteamericana, ha trabajado durante seis años con Koko, el gorila que aparece junto a ella, y con el que a estas alturas mantiene conversaciones en el lenguaje de las manos, el mismo que usan los sordomudos. Koko, se expresa y piensa, miente, dice tacos y hasta consigue fabricar sus versitos rimados. El gorila tiene un coeficiente mental de 85 a 95, algo por debajo de la media de los hombres, pero superior al de muchas personas.
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