Dimite el primer ministro de la República Surafricana

El primer ministro de la República Surafricana, John Vorster, anunció ayer en Pretoria su retirada de la vida política por motivos de salud. Vorster, de 62 años, sufre agotamiento general. y una bronquitis crónica que se agravaron la semana pasada.

En la misma conferencia de prensa el dirigente surafricano rechazó el plan de las Naciones Unidas para otorgar la independencia a Namibia. La retirada de Vorster puede no ser tan definitiva como sugirió ayer si decide aceptar la jefatura del Estado, vacante por la muerte reciente del presidente de la República.Vorster, omnipotente primer ministro durante doce años, anunció su esperada decisión después de un interminable Consejo de Ministros en el cual el Gobierno surafricano ha acordado seguir adelante con su propio plan para Namibia, que prevé la celebración de elecciones este mismo año, bajo su supervisión, en el territorio que ocupa ilegalmente. Pretoria, que tiene ya elaborado un censo. electoral impugnado por las Naciones Unidas, había aceptado inicialmente un proyecto patrocinado por Estados. Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Canadá para un inmediato alto el fuego en el territorio y la presencia en él de un contingente de tropas de la ONU que garantizaría su tránsito pacífico a la independencia y la elección de una asamblea constituyente.

La carrera por la sucesión que quedó abierta ayer se solventará dentro de la semana próxima, en que se reúne en la ciudad de Transvaal el congreso del Partido Nacional, que dirige los destinos del país. Los dos máximos aspirantes al poder son, por este orden, Peter W. Botha, actual ministro de Defensa, y C. Mulder, ministro de Relaciones Raciales.

El primero, «número dos» del Gobierno, después de Vorster, goza de fama de «halcón» y es el artífice fundamental de la oposición a las propuestas occidentales sobre Namibia, que, según el señor Botha, buscan «allanar el camino a la toma del poder en el territorio por los guerrilleros marxistas encuadrados en la SWAPO ». El señor Mulder tiene fama de pragmático dentro del partido gobernante, pero arrastra la rémora de haber dirigido el Ministerio de Información envuelto, en irregularidades económicas que han acarreado, finalmente, su disolución.