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Expectativas halagüeñas para la oposición en Bolivia

El presidente de facto de Bolivia, general Juan Pereda, está a punto de conseguir una importante victoria política si obtiene, como se espera, el apoyo del principal grupo de oposición a los planes elaborados por el Gobierno para la democratización del país.A mediados de la semana pasada, Pereda, que obligó a Hugo Banzer a renunciar una semana después de las fraudulentas elecciones generales de julio, hizo un llamamiento a la oposición para que participara junto al Gobierno en el estudio de cuatro puntos encaminados a devolver a Bolivia la democracia parlamentaria. El plan establecía un acuerdo entre el Gobierno y los partidos para mantener la paz y las libertades públicas, elaboración de un programa democratizador, establecimiento de una fecha para elecciones generales y creación de comisiones para réformar las leyes electorales en las que participarían los partidos.

Ayer se esperaba un pronunciamiento definitivo de la Unidad Democrática Popular (UDP), agrupación de amplío espectro político dirigida por el ex presidente Hernán Siles Zuazo. Varios de los partidos integrantes de la coalición, entre ellos el comunista, aceptaron de manera individual el llamamiento de Pereda.

Igualmente lo hicieron el Movimiento Nacionalista Revolucionario, del también ex presidente Víctor Paz Estensoro; el Partido Demócrata Cristiano y el Frente Revolucionario de Izquierdas.

Las iniciativas del presidente boliviano, en sus escasas semanas de permanencia en el poder, han sorprendido a las fuerzas políticas interiores y a los observadores internacionales. La forma en que el general Pereda llegó a la presidencia (se apoyó en las Fuerzas Armadas para derrocar a Banzer una vez anuladas las elecciones por el Consejo Electoral), hizo teiner a la oposición un nuevo período dictatorial y el comienzo de una época fuertemente represiva.

Los recelos iniciales se fueron difuminando al comprobar la oposición que el general tomaba decisiones a las que no se había atrevido su antecesor, como la derogación de la ley de Seguridad del Estado y del Pacto Militar-Campesino, principales banderas de la oposición durante el período preelectoral. La actitud conciliatoria de Pereda, que ha prometido nuevas elecciones en un plazo «no mayor de dos años», parecen haber encontrado eco ahora en los partidos políticos, lo que augura una constructiva etapa de diálogo.

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