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Tribuna
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El desempleo comunitario

El campo español vive horas tensas que pueden derivar en graves conflictos. Los motivos parecen claros: el gradual incremento de la tasa de desempleo se ceba con especial virulencia en el medio rural y no porque el sector agrario produzca menos puestos de trabajo, sino porque el paro en las áreas industrializadas genera el retorno de estos parados al medio de donde salieron, agravando el problema y abonando ciertas zonas subdesarrolladas de conflictos latentes.La ya vieja fórmula de los créditos extraordinarios para el empleo comunitario se ha manifestado rotundamente ineficaz. Y ello por varias razones: las subvenciones vía Ministerio del Interior-Gobiernos Civiles-Alcaldías permite logros a nivel político -financiación del orden público-, pero pocos socialmente. La ineficacia del destino de los fondos es más que conocida en las zonas afectadas, ya que los recursos que llegan a su destino, tras múltiples trámites administrativos, no generan riqueza. Además, la falta de control, por la carencia de una infraestructura precisa, hace que estos fondos se malgasten en obras de poca utilidad pública y económica.

Hace falta hallar una nueva y eficaz vía de lucha contra el paro rural. Parece claro que el país necesita de obras absolutamente básicas que van desde la puesta en marcha de regadíos hasta la lucha contra la erosión -gran plaga de muchas de las provincias españolas-, pasando por la lucha contra los incendios forestales, la repoblación forestal o la promoción de carreteras. Cualquier tipo de filosofía en este sentido será, sin duda, más eficaz y barata de la seguida hasta este momento.

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