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La FBI, acusada de participar en el asesinato de Luther King

James Earl Ray, el hombre que confesó hace diez años ser el autor del asesinato de Martin Luther King, dijo ayer, bajo juramento, a un comité del Congreso que él no cometió el crimen, sino que fue el chivo expiatorio de una conspiración contra el dirigente negro que, sugirió, podría haber sido urdida por la FBI y la policía de la ciudad de Memphis.

Entre fuertes medidas de seguridad, Ray fue trasladado desde la prisión de Tennessee, donde cumple una condena de 99 años de cárcel por el asesinato de King, a un edificio anexo al Capitolio de Washington, donde celebró una sesión pública el Comité especial de la Cámara de Representantes encargado de investigar los asesinatos del reverendo King y del presidente Kennedy.James Earl Ray leyó una declaración de 35 folios ante el Comité y respondió después a las preguntas que le hicieron los doce miembros del mismo. Una docena de policías de paisano rodeaban al asesino convicto y confeso de Martin Luther King y no se permitió ni siquiera a los fotógrafos que se levantaran de sus asientos.

Golpeado por la policía

El nuevo abogado de Ray, Mark Lane, protestó públicamente de que su defendido había sido golpeado el pasado lunes por policías federales, antes de que fuera trasladado para prestar testimonio ante el Congreso. El presidente del Comité dijo que no era ése un asunto para tratar allí, e interrumpió al abogado recordándole que no se estaba celebrando un juicio, sino un simple testimonio bajo juramento ante el poder legislativo.«Yo no disparé contra Martin Luther King», dijo con voz trémula James Earl Ray en la audiencia del Comité, que estaba siendo televisada en directo a todo el país. Seguidamente, Ray leyó varios documentos procedentes del FBI que, según él, prueban la existencia de una conspiración para asesinar al líder de los derechos civiles.

En su larga declaración, James Earl Ray, que se equivocó con frecuencia y llegó incluso a leer el número de la página ya derramar un vaso de agua, explicó que había sido contactado por un misterioso personaje de habla española al que conoce como «Raúl». Ray estuvo envuelto en actividades de contrabando con este «Raúl», al que dijo haber conocido en un bar de Montreal. Según Ray, fue «Raúl» quien le ordenó comprar un rifle en Memphis y quien se llevó el arma la noche antes de que Martin Luther King fuera asesinado en el balcón de un motel de esa ciudad, en abril de 1968.

Se disparó desde otro punto

Ray dijo que una de las primeras personas en llegar junto al cuerpo de Luther King era un policía de paisano de Memphis y que fue éste quien apuntó hacia el edificio de enfrente (un hotel donde Ray había alquilado por indicación de «Raúl» una habitación) como origen del disparo que mató al líder negro. Según Ray, esto se hizo para encubrir al verdadero asesino, que había disparado desde otro punto: unos matorrales cercanos al motel.En el testimonio de ayer, expertos en balística dijeron que no hay pruebas que permitan saber de dónde vino el disparo y que existe la posibilidad de que el francotirador hubiese actuado desde los matorrales. Esta ha sido una alegación constante de Ray, quien asegura que se le utilizó como chivo expiatorio y que se encontraba lejos del motel, en una gasolinera, cuando se cometió el asesinato.

James Earl Ray dijo que se había confesado culpable para evitar la pena de muerte y porque así se lo recomendó su abogado, que negoció con el juez la declaración de culpabilidad. A lo largo de su testimonio, Ray confesó haber cometido algunos atracos, en fechas cercanas al asesinato de King y que fue ese dinero robado el que le permitió viajar a Portugal e Inglaterra, donde fue detenido en junio de 1968 y extraditado a Norteamérica. El origen del dinero gastado por Ray era una de las sospechas que apuntaban hacia éste como un asesino a sueldo contratado para matar a Luther King.

El testimonio ante el Congreso continuará hoy con una nueva sesión de interrogatorio a Ray.

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