La existencia de una o dos Cámaras, principal problema del estatuto catalán.

«La redacción del estatuto de Cataluña no planteará excesivos problemas entre los parlamentarios catalanes.» Esta afirmación hecha recientemente, por uno de los miembros de la comisión encargada de su elaboración, podría ser demostrativa de la voluntad que existe entre los partidos parlamentarios de evitar cualquier enfrentamiento en un tema tan vital para la futura ordenación de la política de Cataluña.

A finales de la próxima semana se reunirá por primera vez desde su constitución en ponencia la «comisión de los veinte». El objeto de este primer encuentro es el de fijar las partes y títulos que debe contener el nuevo estatuto. En líneas generales, los parlamentarios están de acuerdo en que el nuevo texto siga las pautas del anterior Estatuto de Autonomía. promulgado en 1932. De ser así, constará de un primer capítulo referido a disposiciones generales -ámbito territorial. bandera y población que alcanza la organización política de la Generalidad entre otras-, un segundo capítulo referido a las instituciones y un tercero sobre las competencias je la Generalidad.

La política de consenso puede hacer que el estatuto no pormenorice en detalles sobre las relaciones entre las distintas instituciones catalanas y las funciones que deberá ostentar el presidente de la Generalidad. Las fuerzas con mayoría de parlamentarios en Cataluña, podrían buscar en este caso un punto de equilibrio que haga compatible la responsabilidad del futuro presidente ante el Parlamento catalán con la delegación de funciones en la Figura de un primer ministro. El detalle de estas relaciones debe ser elaborado, no obstante en una etapa posterior, en el marco del estatuto interior de la Generalidad.

Las dos Cámaras de UCD

Los dos únicos puntos en los que se preven distintas apreciaciones, se centran en la existencia de una o dos cámaras en el Parlamento y en la participación de los grupos y partidos extraparlamentarios en la elaboración del texto autonómico. La existencia de un Parlamento y de una Cámara superior o Senado de las comarcas es propugnada por la coalición UCD-UCC. Argumentan que con sólo una Cámara se deja el 80% del territorio con sólo un 15% de representación. En el trasfondo, sin embargo, es obvio que la UCD-UCC intentaría con ello imponer una mayor presencia parlamentaria, ya que es evidente la presencia de actitudes mucho más conservadoras en las comarcas que en los centros industriales.

La izquierda, por su parte, y principalmente socialistas y comunistas, se muestran contrarios a las dos cámaras. Aluden para ello razones históricas -Cataluña ha tenido siempre una sola asamblea- y están seguros de que en las próximas elecciones no van a cambiar sustancialmente los resultados obtenidos el 15 de junio de 1977, en las que alcanzaron una clara mayoría.

Participación extraparlamentaria

El otro punto de discusión es la aportación que los partidos extraparlamentarios pueden ofrecer a la elaboración del estatuto. Ahí también la izquierda se muestra opuesta a una participación, o al menos a una participación directa. Por ello, propugna que estos grupos hagan llegar sus puntos de vista a través de la Entesa dels Catalans, o bien a través de los partidos que fueron sus aliados en las pasadas elecciones generales. Es decir, el Front Nacional de Catalunya (FNC) lo haría a través de CDC y el PTE a través de la Esquerra Republicana de Catalunya. Por encima de diferencias prevalece, no obstante, el criterio de que la redacción debe estar terminada lo antes posible. Todos los partidos han insistido en ello a través de diversas manifestaciones de sus hombres públicos. La más contundente quizá, sea la de los socialistas, quienes han manifestado que, a su criterio, el estatuto debería ser entregado a las Cortes para su aprobación por la Comisión Constitucional «el mismo día después de aprobada la Constitución española por referéndum».