El cónclave por la elección del nuevo Papa comenzará el 25 de agosto
Ya hay fecha para el cónclave en el que se ha de elegir al sucesor de Pablo VI. Los cardenales iniciarán sus reuniones oficiales para la elección de Papa el 25 del presente mes de agosto, a las 17 horas. Mientras tanto continúa el incesante desfile de personas ante el cadáver de Pablo VI, calculándose en más de 610.000 la cifra de personas que rindió su homenaje al Papa difunto ayer por la mañana. Ante la petición por parte de numerosos fieles, los cardenales decidieron abrir el ataud pese al avanzado estado de descomposición en que se encuentra el cadáver. Los cardenales españoles van llegando a la Ciudad Eterna. Ayer lo hizo el primado de España, cardenal Marcelo González Martín.
El cardenal negro Bernardino Gantin, de Nueva Zelanda, 56 años, quizás el más joven del cónclave, llegó al aeropuerto de Roma vestido de clergyman, fresco como una rosa después de 34 horas de vuelo. Pidió un refresco y a los periodistas que lo entrevistaban con la mentalidad político romana, les hechó un jarro de agua fría: « La elección de Papa no es una partida de fútbol», y añadió con toda su alma africana: «No es importante si el Papa que elegiremos será africano o italiano, lo importante es que sea un hombre de Dios.»El arzobispo de París, cardenal Marty, en tina declaración a la televisión, dijo que el mejor candidato es el que será capaz de ser el «Papa del mañana», y de dar respuestas a las preguntas del hombre moderno. Es la demostración de que los franceses se orientan hacia un cambio bastante grande de la política vaticana.
Una de las voces más proféticas. el asiático Cordeiro, declaró que esta vez en el cónclave la iglesia del Tercer Mundo tendrá «una fuerza si no decisiva. sí muy importante».
Según Cordeiro, el nuevo Papa deberá ser un hombre que se preocupe seriamente de los pueblos que tienen hambre. La importancia del Tercer Mundo no cabe duda que será muy fuerte y, no sólo porqué se trata de cardenales que vienen de países cargados de problemas jóvenes, muy habituados a convivir con otras religiones y, a enfrentarse con el problema político de los socialismos que están naciendo en sus países, sino también por el número. Es la primera vez que los europeos son una minoría.
La tendencia entre los cardenales que están llegando a Roma es que no existen prejuicios para que el nuevo Papa pueda ser un italiano. Las mismas iglesias del Tercer Mundo lo verían con buen ojo, porque dicen que los italianos son «más flexibles y conocen mejor la política de la curia», pero sólo a condición de que se trate de un italiano muy abierto, muy, internacionalista, capaz de seguir en 12, línea de actuación del Concilio Vaticano II y de diálogo con las diversas culturas y las diversas teologías que hoy conviven dentro de la Iglesia Católica. Y sobre todo, que asegure y empuje aún más la descentralización de la curía dando mayor autonomía a las Iglesias locales. De hecho durante. este pontificado, muchos de los cardenales que vienen al cónclave se quejaron de que Roma es aún el centro de un poder que ya no tiene sentido en la IgIesia del Concilio. Muchos de estos cardenales desearían mayor libertad de movimiento dentro de sus diversas conferencias episcopales y pos,blemente que el síniodo se convierta en una institución con poder «ejecutivo» y no sólo consultivo.
Otra tendencia que se está advirtiendo en las primeras declaraciones es que no es posible catalogar a los cardenales en «conservadores» y «progresistas» porque existen algunos que son más abiertos que Pable VI en los problemas doctrinales y morales pero al mismo tiempo más cerrados en materia social , política y, al contrario, cardenales que tienen una gran apertura social y que estarían dispuestos a aceptar por ejemplo, muchos elementos de la política marxista en el análisis de la sociedad para luchar contra el capitalismo y que son muy cerrados desde el punto de vist a doctrinal y que condenarían con gusto la eclesiología de Hans Küng.
Mientras tanto, la curia se ha puesto en movimiento empezando a crear los primeros grupos y a influir a los cardenales que van llegando. Parece ser que la parte más conservadora de Oddi, Felici, Palazzini. etcétera, se están ya moviendo para proponer la candidatura de un «montiniano», es decir, uno de la corriente de Pablo VI pero que sea de «derechas», es decir, que posea las cualidades que a ellos les gustaban del papa Montini: su alma más tradicional y religiosa, pero que no tenga la apertura de tipo político y social de Pablo VI y, sobre todo, que sea menos con descendiente con la política de diálogo entre católicos y conitinistas y con los «nuevos teólogos marxistas». Saben que un candidato auténticamente «conservador» no saldrá de este cónclave, pero darán toda la batalla para que el nuevo Papa vuelva a «condenar» y a «poner orden» en la Iglesia.
Lo que sucede es que no es fácil que un candidato que no sea claramente «conciliar» pueda ser votado por la mayoría de los extranjeros. Sería sólo posible llegar a un compromiso con una figura no intelectual, más bien pastoral, muy religiosa y más bien con alma «tradicional». Pero en este caso la sorpresa podría ser para la misma curia que ya tuvo un ejemplo muy claro con Juan XXIII, un conservador que, con el rosario en la mano y con sus elogios a la pureza. realizó la mayor revolución de la Iglesia católica.
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