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Denuncia contra Gran Bretaña por malos tratos a presos del IRA

Una nueva denuncia contra el Gobierno británico por violación de los derechos humanos de prisioneros del IRA que cumplen condena en la cárcel de Maze, en Belfast, era presentada hoy ante la Comisión Europea de Derechos Humanos en Estrasburgo. Si la denuncia prospera, la Administración de Londres puede encontrarse nuevamente en una situación tan desairada como la que siguió a su reciente condena por el alto tribunal europeo, a raíz le una querella interpuesta en 1971 por el Gobierno de Irlanda.

El elemento central de la de denuncia, formulada por cuatro jóvenes miembros del ejército republicano y elaborada durante nueve meses por sus abogados, es que el Gobierno de Londres viola la convención europea de derechos humanos, al negar a los prisioneros de Maze el ejercicio físico, la asociación con otros encarcelados y el contacto con el mundo exterior. El Ministerio para Irlanda del Norte considera «privilegios», y por tanto discrecionales, estas autorizaciones.

La semana pasada el arzobispo primado de Irlanda, Tomás O'Fiaich, calificó de «inhumanas» las condiciones de Maze después de una visita a la prisión.

Razones posteriores en el sentido de considerar «necesidades humanas básicas» a aquéllas cuya satisfacción se niega a los miembros del IRA encarcelados en Maze, han añadido una fuerte carga política a la denuncia, formulada como parte de la campaña del ejército republicano irlandés para que sus militantes sean considerados prisioneros de conciencia.

Los puntos de vista del jefe de la Iglesia católica irlandesa han sido duramente atacados por la Iglesia ,presbiteriana y por los políticos unionistas del Ulster. Para la primera, las declaraciones del arzobispo O'Fiaich significan una «grave confusión moral»; para los segundos, una injerencia política inadmisible.

Desde el pasado marzo, trescientos prisioneros republicanos padecen en Maze las condiciones más severas permitidas por el reglamento, en represalia por su negativa a cumplir las normas disciplinarias del penal en materia de higiene.

Además de prohibírseles el ejercicio físico o la asociación con otros reclusos, no pueden escribir, ni leer, escuchar la radio, ver la televisión o acudir a la cantina. Una carta y una visita mensual son toda su comunicación con el mundo exterior.

En base a algunos de estos hechos, los cuatro denunciantes pretenden obtener del tribunal de derechos humanos un veredicto de «tratamiento inhumano y degradante » contra el Gobierno de Londres.

Los incidentes de Maze se suman al reciente informe de Amnesty International, investigado ahora por el Ministerio del Interior, según el cual sospechosos de terrorismo reciben malos tratos físicos y psicológicos de la policía del Ulster en el curso de los interrogatorios a que son sometidos al amparo de la vigente ley de excepción en la provincia británica.

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