El ministro del Interior acusa de mentiroso al senador Bandrés
El ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, protagonizó ayer un duro enfrentamiento con el senador de Euskadiko-Ezkerra, Juan María Brandés, al que acusó de ser un mentiroso. El señor Bandrés había afirmado que la centralita telefónica del Consejo General Vasco (CGV) se encontraba o había estado intervenida policialmente.El enfrentamiento se produjo durante el debate del proyecto de ley de medidas contra bandas o a grupos armados (ley Antiterrorista), ya aprobada por el Congreso de los Diputados, y que el Pleno del Senado acordó enviar a la comisión correspondiente para su estudio detallado. El proyecto de ley no obtuvo la mayoría de dos tercios necesaria para su aprobación definitiva, al abstenerse el Grupo Socialista.
La senadora centrista Juana Arce defendió el proyecto de ley y dijo que los atentado terroristas intentaban desestabilizar el proceso democrático de nuestro país. Recordó que todos los líderes de los partidos políticos parla m en tarios .habían hecho duras manifestaciones contra los grupos armados y afirmó que el Gobierno tiene la obligación de proveer a la democracia de cuantos medios tenga a su alcance para defenderse.
Según la señora Arce, el proyecto de ley es moderado y reúne las garantías necesarias. «Su único defecto -añadió- es que ha nacido algo tarde. Hemos tenido que esperar un año de convivencia parlamentaria para que todos los grupos se dieran cuenta de que no es una ley ue necesite el Gobierno, sino una ley que necesita España. »
Aseguró la senadora albaceteña que España cogería con alegría dicha ley y que todos los ciudadanos demócratas la compartirían. «Demostraremos que la democracia no significa desorden ni debilidad. Ya dijo Azaña que en momentos de transición hace falta orden y seguridad y como dijo un líder del Congreso: o la democracia acaba con el terrorismo o el terrorismo acaba con la democracia», terminó.
Intervino a continuación Juan María Bandrés, para oponerse en nombre de la coalición electoral a la que representa. «Esta ley -dijo- contiene no una, sino varias trampas. Es una espada de Damocles que parece pender especialmente sobre la cabeza del pueblo vasco, pero tengan en cuenta, señores senadores, que puede pender también sobre las cabezas de todos los ciudadanos del Estado.»
No hay democracia sin hombres libres
Según el señor Bandrés, la ley restringe libertades en nombre de la democracia. «Pero no hay democracia sin hombre libres», explicó. Dijo que el ministro del Interior había ido a Alemania para traer ideas tales como el archivo por computadora de determinados datos. «Llegará un día -añadió- en que tendremos un carnet de identidad mediante el cual se podrá saber hasta las ideas políticas de nuestros abuelos. »
«La ley habla de sospechosos -dijo más adelante el senador vasco- pero, en Euskadi, todos somos sospechosos.» Afirmó que la ley autorizaba el allanamiento de domicilios sin previa autorización judicial, así como la interferencia de comunicaciones postales o telefónicas. Dijo que no se había esperado a la ley para someter a observación las cinco líneas telefónicas de la centralita del Consejo General Vasco.
Puso de relieve también el hecho de que los sospechosos no fueran sometidos a su juez natural y señaló que la ley supondría un estado de excepción permanente y encubierto. «Y el pueblo vasco ya está harto de estados de excepción que, por otra parte, no han servido para nada, si no es para radicalizar la lucha », añadió.
«Las bandas armadas -dijo más adelante- no desaparecerán con represión, sino devolviendo al pueblo que era suyo y le fue arrebatado.Hasta que no desaparezca de nuestro pueblo el grito de que se vayan, hasta que no tengamos una Constitución que todos asumamos no podrá arreglarse a fondo esa situación.»
El ministro del Interior, que levantó la mano solicitando la palabra cuando el señor Bandrés aludió a la interferencia de las líneas telefónicas del CGV, intervino inmediatamente para decir que el señor Bandrés faltaba a la verdad cuando afirmaba que el Gobierno había ordenado dicha observación telefónica. «No se pueden hacer acusaciones infundadas. El senador Bandrés miente, es un mentiroso», afirmó.
«El senador Bandrés no miente»
Juan María Bandrés negó que él hubiera dicho que el Gobierno había ordenado esa interferencia y se ratificó en su declaración anterior. «Digo que la centralita del CGV ha estado, o está, intervenida. Y digo que la comisaría de Policía de Bilbao ha tenido mucho interés en conocer las características de esa centralita. El senador Bandrés no miente.»
Nuevamente, el señor Martín Villa hizo uso de la palabra para afirmar que el sehador vasco seguía mintiendo. «No es cierto que ninguna autoridad dependiente del Gobierno haya ordenado la intervención de las comunicaciones telefónicas del Consejo. No se ha hecho, ni se hace ni se hará. Y tengo para mí que la pacificación del País Vasco pasa por la colaboración entre el Gobierno y el Consejo General Vasco. Insisto, el señor Bandrés miente. »
La réplica del senador de Euskadiko Eskerra fue cortada por el presidente de la Cámara, Antonio Foritán, quien dio por terminado el incidente.
El representante del Grupo Progresistas y Socialistas Independientes, Manuel Villar, se mostró seguidamente a favor del proyecto de ley, mientras que Lluis María Xirinacs, del Grupo Mixto, se opuso por entender que la lucha contra la violencia pasa por el conocimiento de sus causas. Aludió al terrorismo Institucional y dijo que si malo eran manos sucias que matan peor son manos limpias que mandan matar. El representante de Senadores Vascos, señor Vidarte, reconoció el derecho del Gobierno a proponer medidas excepcionales, pero solicitó mayores garantías, mientras que Luis Olarra (Grupo Independiente) dijo que no era cierto que el pueblo vasco se sintiera en peligro poz el proyecto de ley de medidas antiterroristas. «Yo soy vasco y no me siento en peligro», dijo. Por su parte, Justino Azcárate, de la Agrupación Independiente, anunció que su grupo se abstendría porque tenía como norma que todos los proyectos fueran remitidos a las correspondientes comisiones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.