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Exito de público en el I Festival Folklórico del Mundo Celta

En Santa Marta de Ortigueira, pequeña localidad situada al norte de la provincia de La Coruña, se celebró el 1 Festival Folklórico del Mundo Celta con la asistencia de más de 15.000 personas llegadas desde puntos muy diversos de Galicia, Asturias e incluso Madrid, Barcelona y el extranjero. Los organizadores, con mejor buena fe que experiencia y capacidad en el oficio, informaron inicialmente que era posible la presencia del bretón Alan Stivell en el festival, noticia que sirvió de primera y eficaz promoción de la idea que surgió entre un grupo deJóvenes de la Escola de Gaitas de Ortigueira. Stivell como era casi lógico, no viajó a Gálicia, pero el festival atrajo a millares de jóvenes, sin embargo.

A pesar de que el escenario del festival se encontraba desplazado notablemente de los nudos de comunicación centrales de de Galícía, a 140 kilómetros de Santiago y a noventa de La Coruña, en una villa perdida en la costa norte gallega, y a pesar también de la enorme lluvia caída cuando el feltival estaba en marcha e incluso a pesar de la deficiente organización, esta primera edición festivalera del mundo celta resultó positiva.

Quienes organizaron el cotarro tendrán que aprender, no obstante, para futuras ocasiones. Resulta difícil de comprender la absoluta falta de información registrada en la intrincada carretera comarcal que conducía a Ortigueira, sin un mal cartel indicador que señalara el camino a los forasteros. Como tampoco se entiende de ninguna manera el que el Ayuntamiento local o la propí a organización del festival no prestara una mínima atención eficaz a regular el enorme tráfico que ese día se concentró sobre la villa facilitando un aparcamiento que, tal como tr4nscúrrieron las cosas; volvía loco al más pintado.

Quedó claro que el entusiasmo de los jóvenes que iniciaron esta feliz realización folklórica no fue para nada secundado por las autoridades locale ni siquiera por el vecindario. Era chocante comprobar, después de la gran tormenta que empapó a todos los asistentes, que pocas cafeterías de la localidad quisieron despachar café, bebida que más de una persona necesitaba angustiosamente después del chaparrón que originó el mayor número de catarros a la vez y alguna pulmonía.

La población autóctona quiso ver el toro desde la barrera y prefirió hacer el negocio del gran capitán vendiendo licores de garrafón a las huestes que invadieron el comercio local. Algunas personas se encerraron en sus casas incluso, como huyendo de la peste. «Esto está invadido -decían por melenudos drogadictos que hace meses que no se lavan. Sabe Dios lo que puede pasar con ellos en el pueblo.» Incluso un guardia civil llegó a comentar en la verbena que «la fiesta puede acabar como en Pamplona». Es curioso comprobar cómo el fantasma de los sucesos pamplonicas recorre fácilmente otros escenarios, pues también en la celebración del Día da Patria Galega llegó a extenderse esta opinión precautoria.

Desde los puntos de vista musical y folklórico fue una pena que el tiempo no permitiera desarrollar el programa completo. Actuaron solamente Kevrenn St. Marc de Brest (Bretaña francesa), que fue el grupo que despertó más entusiasmo en el público y que tuvo, sin duda, la actuación más meritoria, Friederich und Helmut (Baviera) y el grupo de la Escola de Gaitas de Ortigueira.

Fuera de actuación, por culpa de la lluvia, quedaron Antón Seoane y Rodrigo Romaní y los grupos Faíscas do Xiabre y Terra Meiga. Es de señalar, por cierto, que los dos primeros parecen perseguidos por la mala suerte, ya que no consiguen últimamente completar una sola actuación ante el público y se da así, con ellos la paradoja de que mientras su disco Milladoiro goza de la aceptación masiva del público el grupo no consigue más que contadas veces tener actuaciones en directo.

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