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Cincuenta niños italianos pueden haber sido concebidos en probeta

Juan Arias

¿Son italianos los primeros hijos concebidos en la probeta? Y en este caso, ¿cuántos son? Esta noticia acaba de causar gran impresión en este país. Según algunos serían más de cincuenta los niños nacidos en Italia después de haber sido concebidos en probeta, es decir, con la misma técnica usada en Inglaterra por Steptoe y Edwards. El autor de estos experimentos fue, según las noticias dadas estos días por la prensa, el doctor Daniele Petrucci, un médico investigador que murió en 1973.

La noticia la dio oficialmente ante los hijos del difunto la doctora Laura de Pauli, que fue durante muchos años la colaboradora del doctor Petrucci en una clínica de Bolonia. ¿Por qué quedó todo en el secreto? Muy sencillo: después de varios años de investigaciones, concretamente desde 1958, Petrucci se dispuso, en 1961, a realizar su primer experimento, tras haberlo explicado en un congreso de médicos internacional, incluso con la proyección de una película. Estaba a punto de realizar la operación cuando una monja que le ayudaba en el quirófano se negó a colaborar al saber de qué se trataba. Petrucci se quejó ante el obispo, que es el actual obispo de Ivrea, monseñor Bettazzi, uno de los eclesiásticos más abiertos de Italia. Bettazzi intentó convencer a la monja, pero todo fue en vano. No solamente no logró tranquilizar su conciencia, sino que dijo que quería «sustituirse a Dios». Petrucci respondió entonces diciendo que lo único que pretendía era «unir dos cosas ya creadas por Dios».

Desde entonces, amargado y perseguido, el doctor Petrucci continuó sus experimentos en secreto. Ni siquiera informó al la doctora De Paoli, su colaboradora, «porque era católica» y quillo «respetar su conciencia», como ella misma ha declarado. Hoy, los hijos de Petrucci, Giovanni y Angiola María, han hecho una llamada a todos los matrimonios que han podido tener hijos gracias a su padre para que tengan la valentía de declarar la verdad en agradecimiento a un cientifico italiano que les permitió la alegría de un hijo. Según los familiares de Petrucci, muchos de estos niños tienen el nombre del médico, es decir, Daniele, en señal de gratitud.

En el campo de la Iglesia, el Vaticano sigue sin hacer declaraciones acerca del experimento de la niña concebida en probeta. Los teólogos por ahora prefieren reflexionar. La Iglesia tradicional recuerda que ya todo «fue condenado» por Pío XII cuando condenó la inseminación artificial, y por Pablo VI en la Humane Vitae, en cuyo décimo aniversario, exactamente el mismo día, nació la pequeña Louise.

En el campo laico-católico es significativo un artículo publicado en el vespertino comunista Paese Sera, del escritor católico Raniero La Valle, senador, el cual recuerda que la «naturaleza nunca fue un ídolo para la Iglesia antigua». Recuerda que la Virgen María nació de una mujer «estéril según la naturaleza». Y comenta: «Como la naturaleza cede ante la grael a, puede ceder también ante la ciencia.» Con una gran sutileza el escritor La Valle recuerda al Vaticano: «El nacimiento de Louise Brown demuestra que se puede concebir en la virginidad. Una paradoja cristiana, virgen y madre, se convierte en un lugar común en todos los diarios populares del mundo.»

Prácticamente, La Valle recuerda al Papa y a los obispos que el grave problema de separar la sexualidad de la concepción, el amor sexual de la vida, es un problema del cual la Iglesia tiene que hablar con mucho tacto, porque durante siglos ha presentado como un hecho maravilloso y excepcional un nacimiento virginal sin que haya precedido un acto sexual. Es como decir que el primer experimento de una concepción realizada sin una relación sexual fue obra nada menos que del Espíritu Santo. Es como decir que es difícil interpretar los misterios de Dios.

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