París echa tierra encima al incidente de la embajada de Irak
El Estado francés decidió ayer expulsar de su territorio a los tres súbditos iraquíes bajo «cobertura diplomática » que desencadenaron el baño de sangre del pasado lunes ante la embajada de su país, a pesar de las poderosas presiones ejercidas por los sindicatos de policías y servicios de seguridad. Irak es el segundo suministrador de petróleo a Francia que tiene, a su vez, más que estimables intereses financiero-militares en Bagdad a través de la exportación de tecnología nuclear y aviones de combate Mirage. Fuentes diplomáticas solventes estiman que la poderosa incidencia de tales intereses, los 17,13 millones de toneladas de petróleo que Irak asegura a Francia anualmente a cambio de tecnología nuclear e informática (para equipar, precisamente, sofisticados sistemas de seguridad del Ministerio del Interior iraquí) y aviones de combate Mirage (fuerza de disuasión notable que Irak utiliza en el marco del «frente de rechazo» de los halcones árabes contra el presidente Sadat) han tenido una importancia central a la hora de «pacificar políticamente» la oscura matanza que se desarrolló la tarde del lunes ante la embajada de Irak.
En el incidente, un palestino «moderado», el señor Ahmed Hammani, tras intentar hacerse fuerte en la embajada secuestrando a varios funcionarios, decidió entregarse a la policía francesa, y los miembros del servicio de seguridad iraquí desencadenaron un violentísimo tiroteo, con el fin de ajusticiarlo en plena calle a balazos.
El Sindicato Autónomo de Policías, los sindicatos de policías de la CGT y Fuerza Obrera han condenado enérgicamente la actitud ,gubernamental francesa, y hoy harán una huelga simbólica de una hora de duración.
Ayer un alto oficial del Ministerio del Interior iraquí llegó a París, directamente de Bagdad, en un Boeing 707, con el fin de hacerse cargo de los diplomáticos iraquíes acusados tan violentamente por la policía francesa y cubiertos por el Gobierno francés, los señores Khali al Windawi (agregado, responsable de los servicios de seguridad), Abdel-Ahmed Natik e Ibrahim Sigab, que afirman tener la categoría de primeros secretarios de embajada.
La Administración francesa, en la nota oficial notificando la expulsión de los ciudadanos iraquíes, «reclama su inculpación por la justicia iraquí», mientras que el sindicato de comisarios de policía califica su expulsión de «intolerable liberación bajo pretexto de inmunidad diplomática».
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