Reacciones positivas tras los acuerdos económicos de Bonn

Las primeras reacciones a los resultados obtenidos en la reunión de los siete países más ricos del mundo en Bonn, la capital de Alemania Federal, parecen demostrar cierto optimismo, aunque la mayoría de los observadores señalan que Estados Unidos ha conseguido imponer sus pautas de crecimiento económico al resto de las grandes potencias industrializadas.

Japón se comprometió a frenar sus exportaciones e incrementar las importaciones de petróleo, uranio y aviones y a situar su crecimiento económico en el 7.5%.Alemania Federal aceptó tirar de la economía occidental por medio de medidas extraordinarias que refuercen la demanda y aumenten el índice de crecimiento económico fijado hasta ahora únicamente en el 3%.

Italia, tras asegurar que ya no necesita de créditos multimillonarios como hasta hace poco, prometió elevar el crecimiento económico de cero al 1,5 %,

Francia se comprometió seriamente a reforzar su coyuntura actual, al mismo tiempo que a bajar la inflación del 9% y a abandonar su sistema Proteccionista.

Estados Unidos, director de la orquesta, tras reconocer su responsabbilidad en el sector energético, se comprometió a reducir la dependencia de sus importaciones petrolíferas y a tomar medidas para ahorrar 2,5 millones de barriles diarios.

Gran Bretaña, que probablemente esté metida. en elecciones el próximo otoño, un factor propicio para los buenos propósitos, se comprometió a reducir el índice de paro y a dominar en lo posible la inflación.

Canadá prometió, asimismo, todo un milagro si la Comunidad Económica Europea le echa una mano: reducir la inflación actual del 8,451c, lo mismo que el paro laboral, situado en el 9,3%.

Favorable reacción de la CEE

Las instancias rectoras de la Comunidad Económica Europea reconocen que los resultados de la cumbre económica occidental de Bonn responden a las esperanzas depositadas y en todos los medios comunitarios es patente la satisfacción.Una consideración unánime: el buen desarrollo de los debates y la concreción de las conclusiones se debieron a las concesiones recíprocas de los protagonistas.

Si la República Federal de Alemania aceptó una cierta reactivación de su economía -que tirará de toda la máquina comunitaria-, el otro «grande» de la CEE, Francia, se compromete a duplicar su déficit presupuestario, Estados Unidos incrementará sensiblemente su ahorro de energía y los japoneses prometen moderar sus exportaciones.

También se subraya en Bruselas el «importante papel» desarrollado en Bonn por el canciller alemán Helmut Schmldt, al que algunos le otorgan ya el calificativo de «auténtico líder» europeo.

Para los comunitarios, la CEE demostró que tiene ya «un peso» en el concierto occidental y, su principal demostración es la inquietud del presidente Carter ante el acuerdo de estabilidad monetaria conseguido por los «nueve» hace diez días en Bremen.

Precisamente es en el capítulo nionetarlo donde los medios comunitarios de Bruselas muestran una cierta decepción por los resultados de la cumbre de Bonn.

Queda, por último, la puesta en práctica de las conclusiones y acuerdos. ¿Cumplirán todos los «grandes» sus compromisos? Los comunitarios están dispuestos a utilizar para ello su propio «peso específico».

La próxima Comunidad de doce miembros -tras la entrada de España, Grecia y Portugal- contará con un producto bruto de cerca de dos billones de dólares, que es el nivel alcanzado por Estados Unidos.