La "baza" argelina en Canarias
Desde el momento de su fundación, la Organización para la Unidad Africana se traza como principal objetivo culminar la descolonización del continente y apoyar a los movimientos de liberación que combatían militar o políticamente en las posesiones portuguesas, Africa del Sur y Namibia. En Rodesia del Sur todavía no se había producido la declaración unilateral de independencia de la minoría blanca, por lo que la OUA se esfuerza por obtener del Gobierno británico que éste garantice el traspaso del poder a la mayoría africana.
Diversos movimientos de liberación africanos: FRELIMO, de Mozambique, MPLA y FLNA, de Angola; SWAPO, de Namibia, y PAIGC, de Guinea y Cabo Verde, son las primeras organizaciones nacionalistas que, al disponer de ramas militares debidamente estructuradas, entran en contacto con el Comité de Coordinación creado por la OUA en Addis Abeba y compuesto por representantes de Etiopía, Argelia, Uganda, Egipto, Tanganica, Congo- Leopoldville, Guinea, Senegal y Nigeria. Un fondo especial, de cuantía desconocida, es atribuido al citado organismo quien queda encargado de su reparto.Refugiado en Argel, desde 1963, el abogado tinerfeño, Antonio Cubillo, funda el 22 de noviembre de 1964 el MPAIAC en medio de la indiferencia y, en algunos casos, hostilidad del resto, de las organizaciones africanas representadas en la capital argelina. Dirigido y controlado por el Frente Nacional de Liberación argelino, la letargia del grupúsculo separatista canario es voluntariamente interrumpida por Argel el 1 de noviembre de 1976, en respuesta a la «traición» española en el Sahara Occidental.
El Sahara, motivo de discordias
La decimotercera cumbre africana, celebrada el 2 de julio de 1976 en Isla Mauricio, simboliza el estado de inercia al que ha llegado en esos momentos la OUA. Solamente seis jefes de Estado, de los 48 que componen entonces la organización, se encuentran presentes en Port-Luis y participan en los ásperos debates que giran, casi exclusivamente, en torno a las diferencias entre Sudán y Libia, las rencillas entre los tres miembros de la Comunidad del Este africano, Uganda, Tanzania y Kenia, y el conflicto del Sahara Occidental, puesto de relieve a través de un proyecto de resolución presentado por Benin en favor del Polisario, que lleva al representante de Marruecos a abandonar la sala.
La larga e infructuosa labor llevada a cabo por Argelia para obtener la celebración de una cumbre extraordinaria de la OUA destinada a condenar a Rabat y Nuackchott por «ocupación ilícita» del Sahara Occidental, queda relacionada con la promoción del MPAIAC ante las propias instancias de la organización africana, mientras que se atribuye al «complot permartente del imperialismo internacional» los sucesivos aplazamientos de la conferencia sobre el Sahara Occidental y que, en realidad, denotan el rechazo de una gran parte de los Gobiernos africanos a comprometer a la OUA en una decisión que corre el riesgo de llevarla a una mayor división de sus miembros.
En su artículo primero la «Carta de la Unidad Africana» proclamaba que la OUA admitiría en su seno, a condición de justificar su independencia, a la totalidad de los Estados africanos continentales, la isla de Madagascar y todas las islas que rodean al continente. La «africanidad» del archipiélago canario y el reconocimiento del MPAIAC, ignoradas durante largos años, han venido siendo invocadas regularmente por Argelia ante el Comité de Coordinación, presentando el tema canario como un «simple caso de colonialismo» y aludiendo a la facilidad con que contaría la OUA para condenar a España, debido a que ese tema «no es sujeto de discusión entre Estados africanos».
Reconocer al MPAIAC
Las reticencias expuestas por una parte de las delegaciones presentes a la conferencia ministerial africana celebrada en Trípoli y en la posterior reunión ordinaria del Comité de Coordinación, en la capital de Tanzania el mes pasado, en el sentido de impugnar la representatividad del movimiento separatista que dirige Cubillo, han sido combatidas por Argelia a través de una violenta campaña de prensa y varios mensajes remitidos a los estadistas africanos, en los que se insiste en la «necesidad» de garantizar el reconocimiento del MPAIAC en la cumbre de Jartum.
Al hacer abstracción de la filosofía contenida en un. escrito del jefe de la diplomacia argelina, Abdelaziz Buteflika, dirigido el 24 de diciembre de 1976 al secretario general de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim, según el cual «no debe ser la posición geográfica de un territorio determinado la que determine su destino, sino el sentir de sus habitantes». Argelia trata de justificarse al declarar que, si tal fórmula sigue teniendo validez en lo que atañe al conflicto del Sahara Occidental, no puede ser aplicada a Canarias donde «no existe la menor duda del sentido independentista de sus pobladores guanches».
En Jartum, la delegación argelina dirigida por el propio Huari Bumedien, se propone acreditar la tesis del «sentimiento popular independentista» del pueblo canario, bajo la dirección del MPAIAC, asimilando las acciones terroristas de este último a un «proceso clásico de la revolución armada» y criticando de paso la actitud de los partidos de la Oposición española «por contradecir en Canarias el apoyo prestado hasta ahora al Frente Polisario».
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