La apreciación de la peseta, única alternativa a corto plazo
La polémica entre monetaristas y estructuralistas y entre monetaristas de, diferente signo parece estar estos días en pleno auge en el seno de la Administración española a propósito de la conflictividad que se ha desatado en torno al tipo de cambio de la peseta. Pero, al margen de opiniones, vaticinios y rumores más o menos intencionados, los datos parecen bastante elocuentes: la peseta continúa su marcha ascendente en el mercado de divisas y desde el 12 de julio de 1977 se ha revaluado o apreciado con respecto al dólar en un 10,42 %, perdiendo así la mitad del efecto que se perseguía al decretar la devaluación de nuestra moneda con respecto a la divisa norteamericana hace ahora un año.
La devaluación de la peseta fue la primera medida adoptada por el nuevo equipo económico del Gobierno salido de las pasadas elecciones legislativas y tenía por finalidad frenar el fuerte drenaje de divisas que atravesaba y padecía la economía española en los meses de mayo y junio del pasado año. En los primeros días de julio la situación llegó a hacerse insostenible, lo que motivó una drástica reducción del valor de nuestra divisa con relación al dólar y, en menor cuantía, a otras monedas importantes. Algunos de los responsables de aquella decisión han comentado, sin embargo, en fechas recientes que el porcentaje de devaluación fue excesivo, aunque en aquellos momentos se temía que una devaluación más moderada del valor de la divisa española fuera rápidamente enjugado por el mercado y se hiciera necesaria tina nueva devaluación.Pero durante estas últimas semanas, la fortaleza de la peseta es un reflejo de los continuos movimientos de entradas de capital exterior en el. sistema financiero español, que están creando amenazas muy senas de desequilibrio sobre nuestra economía. El más claramente afectado ha sido el aumento de la masa monetaria, que a consecuencia del aumento de las reservas exteriores se ha disparado por encima de las previsiones del pacto de la Moncloa.
Las medidas que han tomado las autoridades estos últimos días para poner oirá vez las cosas en su sitio no parecen haber dado los resultados deseados, a pesar de que el gran sacrificado del reajuste sea el crédito bancario al sector privado de la economía, lo que creará problemas muy importantes de financiación a las empresas, no sólo por falta de créditos, sino por encarecimiento del mismo.
Pero lo que no se ha podido evitar ha sido la constante presión sobre la peseta. Informes realizados por expertos del sector privado estos últimos días señalan que la subvaloración de la peseta en el mercado con respecto al conjunto de las monedas más importantes oscilaría entre un mínimo del 5 % y un máximo del 10 %. Estos cálculos no deben resultar demasiado errados cuando se observa la actuación diaria del Banco de España en el mercado de divisas, comprando masas ingentes de dólares para para evitar la subida de lapeseta en su cotización. Concretamente, durante la pasada serrana sólo en cuatro días de intervención, el banco ernisor tuvo que poner en circulación más de 170 millones de dólares en pesetas, es eccir, comprar más de 170 millones de dólares, soltando su contravalor en pesetas, para que la apreclación de nuestra moneda no fuera tan brusca.
Las consecuencias que este comportamiento puede tener sobre la balanza de pagos pueden ser muy graves, porque un excedente de la misma, de forma sostertiday elevado, contribuirá a agravar la situación interna. La situac,on amenaza, además, con ser especialmente grave debido a la campaña turística, que se presenta muy favorable, y a otros factores que provocarán un superávit aún mayor en el balance externo de la economía española.
Error de cálculo
Esta situación, agravada además por la persistente caída del dólar, ha desbaratado las previsiones del programa de saneamiento y reforma económica. El superávit de los pagos exteriores que se ha producido en el país desde el inicio de este programa hasta la fecha ha superado en 230.000 millones de pesetas a las previsiones, es decir, en unos 2.800 millones de dólares. Tamaña desviación ha sido juzgada con dureza por medios financiaros madrileños estos últimos días y pone de relieve algunos de los fallos más graves que ha evidenciado el pacto de la Moncloa.
Por otra parte, los partidarios de evitar a toda costa una revaluación de la peseta ante la rápida evolución de los acontecimientos han cambiado, en parte, de opinión. En principio, las resistencias a una revaluación eran grandes porque se estimaba que había instrumentos mucho más interesantes para paliar los efectos negativos del superávit de la balanza de pagos, como podrían ser una rebaja generalizada de aranceles, la contención de la financiación internacional y la instrumentación simultánea de circuitos internos de financiación a largo plazo para atender a las necesidades de crédito a largo plazo de las empresas -que hoy no tienen más remedio que acua los mercados exteriores del dinero, en busca de dinero a largo que les niega el sistema interiory otras medidas similares, de carácter rnás estructural. Tales medidas no han sido siquiera abordadas ni probablemente discutidas por los responsables de la política económica, quienes, por otra parte, parecen en estos momentos absorbidos plenamente por las tareas constituventes Y las maniobras políticas y alejados de preocupaciones sobre nuestra situación económica. Este olvido y la paralización que en algunos altos estratos de la Administración económica parecen observarse son la causa del cambio de opinión de algunos de los enemigos de la revaluación, que en estos últimos días, ante la rapidez con que evolucionan los acontecimientos en nuestra economía, no ven más solución a corto plazo que aplicar desde el Banco de Espana una política más limpia en la fijación del tipo de cambio exterior de la peseta.
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