Los embalses subterráneos pueden resolver el problema de la escasez de agua
La utilización de las aguas subterráneas, hasta ahora ignoradas por la política hidrológica nacional, sería uno de los medios más eficaces y definitivos para conjurar el peligro cada vez más grave que constituye la escasez y falta de agua que incluso amenaza desertizar algunas regiones españolas. Este es, en síntesis, el contenido de un estudio que ha realizado la Asociación Nacional de Ingenieros de Minas, publicado con el título Las aguas subterráneas en España; presente y futuro, que se presentó el martes pasado a los medios de comunicación.
En dicho estudio se analizan de forma sistemática los diferentes aspectos del problema del agua -legislación, actuación de los organismos oficiales al respecto, balance de demandas y recursos, etcétera-, y se trazan las líneas maestras de un plan de política hidráulica que tenga en cuenta los embalses subterráneos naturales.Las características de las aguas subterráneas se traducen en una serie de considerables ventajas a la hora de su utilización. Además de jugar un importante papel regulador del ciclo hídrico, están mejor protegidas contra la contaminación que las aguas superficiales y su disponibilidad en extensas zonas del territorio permite eliminar costosas obras de transporte.
Que la planificación hidráulica haya soslayado estos importantes recursos mientras se invertían cantidades astronórnácas en la construcción de embalses y pantanos o en la realización de trasvases se explica en parte por el desconocimiento del estado de las aguas subterráneas, pero gracias al desarrollo que ha experimentado la hidrogeología en los últimos años, y a las investigaciones efectuadas en las cuencas naturales, ya no se puede esgrimir ese argumento para justificar la exclusión de los embalses subterráneos de la política de aguas.
La utilización de los recursos hídricos subterráneos tendría una repercusión especial en las regiones más afectadas por la sequía; el sudeste de la Península -Almería, Murcia y parte de Alicante-, y las islas Canarias.
En estas regiones la escasez de agua es extrema y los niveles de reserva disminuyen con una rapidez alarmante que hace temer la desertización. En la zona oriental del archipiélago canario la situación todavía es más grave. La potabilización del agua del mar es la única solución que se ofrece a medio plazo.
Por otra parte, las diferencias de condiciones hidrogeológicas entre unas regiones y otras exige la descentralización total en la planificación y gestión de los recursos, subordinada a una planificación territorial más amplia que contemple las posibilidades reales de desarrollo socioeconómico de cada región.
En la última parte del trabajo realizado por la Asociación de Ingenieros se exponen los principios que deben regir una futura política de aguas en España. Estos principios se apoyan en una serie de acciones de tipo técnico, económico, administrativo y legal. Dentro del primer grupo se proponen medidas como: una mejor evaluación de los recursos, mejor cálculo y proyección de las demandas, mejor utilización del agua y protección del medio ambiente contra los riesgos naturales. Se señala también la necesidad de ampliar y reforzar la red de vigilancia de contaminación de las aguas subterráneas.
Por último, se indican algunos medios para mejorar el nivel de conocimientos hidrogeológicos en España: incrementar el ritmo de inversiones estatales e investigación hidrogeológica, concluir el programa de investigación que se inició con el III Plan de Desarrollo, difundir al máximo los resultados obtenidos e integrarlos en el conjunto de estudios realizados hasta la fecha.
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