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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La cultura calana

Comprendo el amargo humor de Jesús Torbado al comentar lo sucedido en Estocolmo cuando los delegados catalanes en la conferencia del Pen Club se opusieron a que el castellano -lengua de trabajo en las Naciones Unidas, en la Unesco, en infinidad de conferencias internacionales y hablada por trescientos millones de hombres y mujeres en sus pueblos- fuese considerada lengua oficial de aquel club internacional de escritores. Lo que no creo es que la actitud de aquel señor que leyó un poema a Guernica en catalán sea realmente la de los hombres que representan el mundo de la cultura del condado.Hay muchas cosas que no creo en cuanto a todo esto. No creo, desde luego, que hayamos dejado de vivir a la sombra de un espadón de mente estrecha para venir a vivir al dictado de unos enriquecidos y resentidos aldeanos.

No creo lo de que la cultura en Cataluña sea una farsa representada por buenos comerciantes a los que gusta llevar a pechugonas enjoyadas a los conciertos del Liceo ni, a pesar de lo que yo mismo vi en un reciente simposio cultural, creo que los catalanes, que poco a poco se han ido haciendo dueños del mundo editorial en lengua castellana, aquí, en la piel de toro, estén ejerciendo una especie de dictadura sobre cuantos segregan ideas en letra impresa, y ello con el fin de, tras sacar adelante su dichosa autonomía, hundir al castellano en la ignominia.

Más bien pienso que si han hecho las inversiones que han hecho ha sido porque, de vuelta en cuanto al posible rendimiento del catalán, han comprendido la importancia de un mercado de letras en castellano. A menos que hayan perdido su famoso seny, deben de ser precisamente los catalanes los más interesados en defender ese mercado ahora.

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Tengo buenos amigos catalanes -¿qué escritor no los tiene?-, les aprecio mucho, sé lo que valen y sé que a estas horas estarán lamenta do la actitud de ese señor que hace ascos a la lengua de Cervantes, lee poemas a Guernica en la fabla de Mosén Jacinto Verdaguer y cuyo nombre, lo mismo que posible mente a él el mío, desgraciada mente, no me suena.

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