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Las Brigadas Rojas asesinaron ayer a un policía experto en antiterrorismo

Juan Arias

Ayer, a las 9.30 (hora española), fue acribillado a balazos por las Brigadas Rojas el comisario de policía Antonio Esposito, de treinta años, padre de dos hijos, de siete y cinco años. El asesinato se produjo en el interior de un autobús urbano, que cumplía el recorrido entre Génova y Nervi, ante los gritos y el pánico de los pasajeros. Le dispararon a bocajarro dos hombres con sendas pistolas del 7,65.

Los terroristas habían descendido de un coche, un Fiat 128 azul, y subieron al autobús, situándose junto a Esposito. Después de varios minutos de viaje, al llegar a una de las paradas, los dos desconocidos abrieron fuego. Cuando el comisario cayó, los terroristas continuaron disparando mientras el conductor abría las puertas para que los pasajeros huyeran. El Fiat 128, que había seguido al autobús, recogió a los dos terroristas. El coche fue descubierto algunos minutos después. Había sido robado y su matrícula era falsa. A las diez de la mañana, mediante una llamada telefónica al diario genovés Il Secolo XIX, las Brigadas Rojas reivindicaron el atentado.

Especialista en las BR

Antonio Esposito era de Salerno. Había ingresado en la policía a los veintidós años. Se había casado con una asistente de policía. De 1972 a 1975 trabajo en la Dirección de Policía de Turín, efectuó investigaciones sobre las Brigadas Rojas y participó en la captura de algunos de losiefes «históricos» de la organización terrorista. Después fue enviado a Génova, otro punto clave de las BR, como jefe del Comando Policial Antiterrorista. Se había Interesado también en el asesinato del magistrado Coco. Ultimamente había sido nombrado comisario jefe de la policía de Nervi, importante centro de la provincia de Génova.

El mundo político confiere mucha importancia a este nuevo crimen de las Brigadas, porque, como otras veces, el hecho se produce en un momento crucial para la vida nacional, es decir, en el de la elección de un nuevo presidente de la República, y también en el de la segunda huelga del siglo de la Magistratura, y en el de la polémica entre socialistas y comunistas; todo ello mientras los jueces del tribunal de Turín discuten día y noche la sentencia que impondrán a los fundadores de la más dura de las organizaciones terroristas de Europa.

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Hace unas horas, Curcio y sus compañeros afirmaron en su autodefensa final en el proceso que se sentían solidarios con los miembros «externos» de las Brigadas y reiteraron sus propósitos de guerra civil. La respuesta del «exterior» brigadista llegó puntual a las veinticuatro horas, con el frío lenguaje de las pistolas.

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