Don Juan Carlos y doña Sofía finalizan su visita oficial a China
Los Reyes de España terminaron ayer su visita oficial a la República Popular China, a las doce de la noche de este país, seis y media de la tarde hora española. El avión real despegó del aeropuerto de Shanghai rumbo a Karachi (Pakistán), donde harán una escala técnica, antes de arribar a Bagdad. En el aeropuerto fueron despedidos por las autoridades de Shanghai. Al fin de su visita a China, don Juan Carlos envió un telegrama al primer ministro chino, Hua Kuo-feng, en el que agradece la generosa hospitalidad recibida por los Reyes y hace votos por el reforzamiento de la amistad de los dos pueblos.
El último día de estancia de los Reyes de España en China tuvo un marcado carácter cultural y, durante su transcurso, los Reyes pudieron comprobar que en el país está surgiendo una nueva era intelectual y artística.Los Reyes, acompañados por el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, iniciaron la jornada visitando el museo de Shanghai, que contiene valiosos objetos arqueológicos.
Acompañados siempre por los más altos dirigentes de Shanghai y representantes gubernamentales, los Monarcas embarcaron poco después de las diez de la mañana en buque de guerra chino, que les fue mostrado.
Tras desembarcar, dos horas después, la comitiva se dirigió a un gran almacén, el número uno, que con una decena más, forma la red más importante de comercios de la ciudad. Los Reyes visitaron varias plantas y estudiaron los productos que se exhibían a la venta pública.
Mezclados entre los clientes, adquirieron pequeños objetos, como lápices y cajas de pinturas.
Por la tarde los Reyes visitaron el famoso hospital número seis de la ciudad, que dispone de un departamento especializado en implantación de los miembros amputados. Hasta el momento se realizaron unas seiscientas operaciones, la mayoría de las cuales obtuvo éxito.
Más tarde, los Reyes recibieron a un total de veintinueve científicos, artistas y, en general, intelectuales de Shanghai, que les expusieron sus experiencias personales y profesionales.
Había miembros del comité permanente de la Asamblea Popular Nacional, como Pa-Ching, Su Pu-ching; famosos enseñantes, como Llu Fu-nien; pintores, como Wu Yu-mei; conocidos actores y actrices de cine, como Sun Tao-lin y Ching Yi, y médicos, como Shi Mei-sing.
El bioquímico Wang Ying-lai explicó sus logros de insulina artificial para enfermos de diabetes y anunció sus trabajos sobre los ácidos nucleicos, origen de la vida, según su tesis.
Más tarde, tomaron la palabra Llu Fu-nien, catedrático de la Universidad Normal; Huang Yichun, famoso director de orquesta sinfónica; Su Pu-ching, célebre profesor de matemáticas, y la actriz de cine Ching Yi y otros.
Todos explicaron sus trabajos y se refirieron al «sabotaje» a que fueron sometidos por la banda de los cuatro. Se dolieron de las persecuciones sufridas, aunque en sus casos concretos no fueron encarcelados, y expresaron que China está ahora atravesando una nueva larga marcha.
El calor de las exposiciones se inició cuando el rey don Juan Carlos planteó dos preguntas a los reunidos: una referente a la autonomía educativa que tienen las regiones chinas con respecto al poder central, y otra referida a las razones con que justificaba la banda de los cuatro la exclusión de eminentes profesores de la Universidad.
A la primera pregunta contestó Huang Yi-ching, director de orquesta sinfónica, quien dijo que actualmente las regiones y ciudades están realizando ya actividades propias, separadas de las del poder central. «Se está estimulando -dijo- la creación a todos los niveles.» La segunda pregunta fue contestada por Liu Fu-nien, profesor de la Universidad Normal.
Explicó que los cuatro consideraban a los catedráticos «intelectuales pestilentes», porque preferían el trabajo de investigación o enseñanza al de adoctrinamiento político.
Todos los presentes, tras las preguntas del Rey de España, quisieron intervenir: los actores recitaron poemas, los pintores hablaron de su obra, todos expresaron su seguridad en que ahora podrán trabajar sin impedimentos «para el bien de la patria», explicaron.
Tras esta reunión, los Reyes de España cenaron en su residencia y a medianoche salieron hacia Bagdad, via Karachi.
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