Los socialistas, en la hora de participar en el Gobierno
Con quince diputados en un Parlarnento de 176 representantes, la oposíción «legal» marroquí, simbolizada esencialmente por la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) tiene su poder principal en la calle, en sus secciones rurales y urbanas, en la Universidad, y en el peso de su influencia en la opinión pública.En lo que a la USFP respecta, esta legalidad es sólo relativa. Una buena parte de sus cuadros se ven obligados al exilio, otros están en prisión, y su organización estudiantil, la Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes (UNEM), que cuenta con 10.000 afiliados, debe mantener su sede en París, porque en Marruecos está Prohibida.
Esta oposición socialista ha sido acusada tanto por sus homólogos españoles, como por el Polisario y Argelia, de estar «vendida» al régimen marroquí. La razón principal para esta catalogación es la coincidencia -que en Marruecos es total por parte de todos los grupos realmente significativos- con la Monarquía en cuanto al Sahara. En realidad, lo primero que nos dicen unos y otros, es que ha sido la Monarquía la que ha adoptado a este respecto las posiciones de la izquierda, y no viceversa. Frente a un cierto maniqueísmo político que convierte según las coyunturas a unos en buenos y otros en malos, nada mejor que las palabras de los interesados sobre la democracia en Marruecos, la propia institución monárquica, el Sahara y los problemas magrebinos.
Abderrahim Buabid, secretario general de la USFP, explica a EL PAIS que Marruecos atraviesa una situación económica, social y cultural grave. La balanza de Pagos es deficitaria, sólo el 60% de las importaciones está cubierto por las exportaciones, faltan divisas y el abandono del segundo plan quinquenal previsto, 1978-1983, y su sustitución por un plan de tres años, como anunció recientemente Hassan II, no es más que la confirmación del fracaso de la planificación llevada a cabo, hasta ahora, «improvisada y poco estudiada».
Para los socialistas marroquíes la única solución para el país es la adopción de un programa socialista que para ellos debe conllevar la nacionalización de la banca «que ha jugado un papel nefasto estimulando la especulación inmobiliaria y desviando las inversiones de los sectores productivos», la nacionalización del comercio exterior para impedir importaciones de consumo suntuario y la fuga de capitales, y una auténtica reforma agraria que cooperativice las antiguas tierras de colonización, y limite las grandes propiedades, tanto feudales como capitalistas. Los socialistas son igualmente partidarios de una reforma fiscal que permita obtener recursos para las inversiones productivas, a lo cual debe ir unido el control del lujo y el despilfarro de la Administración.
«Nuestro régimen, afirma Buabid, que se proclama capitalista liberal, en realidad no ha sido más que un liberalismo salvaje. Ha tenido su oportunidad, y ha fracasado. Para demostrarlo, basta citar que hoy un 50 % de la renta nacional está acaparada por un 10 % de la población. Con esa distorsión, no podemos aspirar al desarrollo.»
Naturalmente, esto nos ha llevado a la pregunta obligada: las posibilidades de los socialistas de participar en el poder y de aplicar desde él su programa. De acuerdo con Buabid, ha sido la Monarquía la que ha querido integrarles. Se les propuso participar después de las elecciones últimas, Pero «nosotros rechazamos la proposición, en primer lugar, porque denunciamos la falsificación de las elecciones llevadas a cabo por la Administración, y segundo, porque el actual Gobierno no tiene ningún programa sobre el cual podamos ponernos de acuerdo.»
«Sin embargo -añade Buabid- dijimos al Rey que en caso de que Marruecos se viese en una situación grave con respecto a la defensa de su integridad territorial, la USFP estaría dispuesta a participar en un Gobierno de salvación naciorial. Nuestra posición hoy no ha variado, pero si el Rey decide, de acuerdo con sus prerrogativas constitucionales, formar otro eqaipo, si se nos invita, participaríamos, pero sobre la base de un programa de gobierno sobre el cual deberíamos ponernos de acuerdo previamente.»
El Sahara, un peligro de confrontación
Es precisamente la situación a que se ha llegado en el conflicto del Sahara lo que más parece preocupar a los marroquíes hoy. Hemos preguntado a Buabid si en su opinión existen actualmente suficientes peligros acumulados e n las diferencías de Marruecos con Argelia corno para justificar ese Gobierno de salvación nacional. Para él, por el momento. quizá no se den todas esas circunstancias, pero estima que la situación es suficientemente preocupante.
« Seguimos siendo atacados, indica el líder socialista, por comandos que vienen de Tinduf. Los daños en hombres y materiales son considerables. Argelia no parece orientarse hacia una solución maghrebí y pacífica, sino que moviliza a su diplomacia y a su Ejército contra Marruecos y Mauritania. Es de prever, como parte de esa estrategia, que coloque un dispositivo militar aún más importante contra nuestro país. En mi opinión, no está excluido que apele a una especie de brigada internacional o africana para reforzar al Polisarlo y justificar la participación del Ejército argelino dentro de esas brigadas, porque está claro que el Polisario por sí solo no puede hacer salir la situación de su estado actual. Argelia se esfuerza también en obtener una moción de la ONU de condena a Marruecos y Mauritania para, partiendo de ese título jurídicode la ONU, legitimar una intervención militar más importante.»
Para Buabid, no obstante, el Sahara también pesa sobre el presupuesto argelino y una gran parte del Ejército de Argelia no está motivada. Además, añade, está la oposición argelina de la que nunca se habla, pero que existe y es real -y le cito a Ferhat Abbas, Ben Jedda, y otros fundadores del FLN que tienen peso sobre la opinión pública argelina- que se oponen a la política de Bumedien, pero que son obligados a callarse.»
La USFP, evidentemente, tiene su propia solución para el problema saharaui, que ellos ven factible dentro del marco de una cooperación maghrebí. «Se trata de desarrollar a todo el Sahara, porque esa es otra cuestión, no existe Sahara occidental, central y oriental. Existe un solo Sahara del cual debemos hacer una zona de cooperación entre Argelia, Marruecos y Mauritania, en beneficio de los pueblos que viven en él. Esta preocupación debería estar , por encima de todas, porque los regímenes pasan, pero los pueblos quedan. Es una solución que nos parece razonable y en la cual creemos que Argelia podría participar con toda dignidad sin que ello significara haber dado marcha atrás. Nosotros no tratamos de imponerle nada a Argelia. Queremos que el Gobierno argelino enmiende, objete, nuestras propuestas y haga otras si es necesario. Hasta ahora mantiene silencio. Porque, incluso si nosotros aceptamos el principio de consulta popular que ellos reclaman, ¿a quién vamos a consultar, a 70.000 saharauis, 100.000, 500.000? Todas estas son cifras dadas por el Polisario.»
Para los socialistas marroquíes la izquierda española, tanto en la oposición, como formando parte de un futuro Gobierno si gana las próximas elecciones, debe tomar conciencia del papel que puede jugar España en el Maghreb y el Mediterráneo. «Este papel -según. Buabid- no lo podrá jugar apoyando totalmente las tesis argelinas sobre el Sahara. No pedimos a la izquierda española tampoco que adopte los puntos de vista, marroquíes. Sólo les pedimos que sean prudentes y que expliquen a la opinión pública española las verdaderas limitantes del problema del Sahara. Yo he propuesto a nuestros camaradas españoles que además de visitar Argel y Tinduf, visiten también Marruecos. Si aceptan, serán bien recibidos.»
Para concluir, EL PAIS preguntó al secretario de la USFP marroquí qué le puede ofrecer -de diálogo, acercamiento-, la izquierda marroquí a los propios interesados, al Polisario. Buabid hace en este punto un poco de historia, de las relaciones de la USFP con los saharauis. Muchos de ellos -dice- militaban en nuestras filas. «Cuando se estaba planteando la cuestión de la descolonización del Sahara, cuando esta causa todavía no había sido asumida por la Monarquía, nosotros pedimos a los saharauis de nuestro partido que ellos tomaran la vanguardia de esta reivindicación. En aquel momento el poder no comprendía esta causa y los saharauis, al. igual que nosotros, fueron perseguidos, encarcelados, y muchos torturados, sí, torturados. Luego se marcharon y eso es comprensible. Pero se han vuelto contra Marruecos. Para nosotros, en verdad, ellos podían haber constituido la oposición, quizá la más radical, y en eso no hemos variado.»
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