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Chantaje en Orense con un método similar al de Bultó y Viola

Diez millones de pesetas tuvo que pagar un médico de Orense después de que personas no identificadas lograran colocar a su cintura un artefacto de características aparentemente similares a los que destruyeron los cuerpos del industrial catalán José María Bultó y del ex alcalde de Barcelona Joaquín Viola y su mujer en dos ocasiones anteriores.

Manuel Cabaleiro, 33 años, casado y padre de tres hijos, médico adjunto del Sanatorio Psiquiátrico de Toén (Orense), permaneció con el aparato explosivo adosado a su cuerpo desde la mañana del lunes hasta ayer a mediodía, en que artificieros de la policía, llegados desde La Coruña, lograron liberarlo del artefacto sin causar daño alguno.Hace algunos días, la familia del médico orensano anunció, a través de la prensa local de Orense, Vigo y La Coruña, la venta de un pazo de su propiedad situado en el lugar de Guizamonde, afueras de la capital orensana. El lunes por la mañana recibió una comunicación telefónica en su domicilio desde la habitación 202 del hotel San Martín, el más lujoso de la ciudad; la persona que llamaba le comunicó que estaba interesada en comprar el pazo que fue anteriormente clínica privada de psiquiatría del padre del afectado, doctor Cabaleiro Goás, fallecido hace poco más de un año.

Concertaron una cita en la habitación del hotel, y cuando el médico entró en ella fue inmediatamente encañonado con una pistola por un individuo que colocó con rapidez el artefacto, explicando al secuestrado que debería hacer entrega de diez millones de pesetas si quería salvar la vida.

El médico fue puesto en libertad casi de inmediato, después de recibir instrucciones de que el aparato estallaría si era manipulado por alguien que no conociera su dispositivo o incluso si el portador hablaba intensamente, lo que parece ser que origino una serie de notas escritas del afectado a su mujer para explicarle lo que sucedía. En ningún momento se dio cuenta del asunto a la policía, que sólo a través de una confidencia recibida en la noche del martes supo lo que estaba pasando.

En la madrugada del miércoles el doctor Cabaleiro viajó a las cercanías de Ponteáreas (Pontevedra), a sesenta kilómetros de Orense, donde tuvo una entrevista con el autor o autores del atentado. Horas después la policía estaba tratando de localizarlo, cosa que no pudo hacer debido a la ausencia del médico, que ya había iniciado otro desplazamiento para entregar los diez millones de pesetas que le había prestado un amigo. Cuando finalmente la policía consiguió contactar con el médico, se inició la desactivación del explosivo, que terminó ayer hacia la una de la tarde.

Imprecisión

A primera hora de la noche de ayer todavía no existía versión oficial alguna acerca de las características del artefacto que incluso algunas fuentes hicieron suponer que era simulado. La comisaría de Orense esperaba entonces la llegada de especialistas enviados por Madrid para establecer si el artefacto es real o no. En ausencia de este dato resulta difícil evaluar la certeza que pueden tener las distintas hipótesis que circulan por Orense sobre este acontecimiento. Fuentes próximas a la familia del médico indicaron a EL PAÍS la existencia de más de una persona en la habitación del hotel donde todo se inició el lunes. Por el contrario, informaciones policiales hablan de una sola persona. En ningún momento, hasta el presente, se observaron indicios concluyentes de que pueda haber móviles políticos de por medio.Extraña la condición modesta de la persona elegida en este caso, médico psiquiatra al que las fuentes consultadas por EL PAÍS no le atribuyen más medios económicos disponibles que su salario profesional y la asistencia de una consulta privada de psiquiatría. Se da incluso la circunstancia de que un piso comprado recientemente por el secuestrado tuvo que financiarlo mediante créditos otorgados por dos bancos. Los secuestradores pudieron haber creído que era él personalmente quien vendía el pazo y parece ser que así se lo indicaron forzándole a que buscara los diez millones hipotecando la finca cuya venta estaba anunciada.

El pazo de Guizamonde es, sin embargo, propiedad de la viuda de Cabaleiro Goás y de sus seis hijos. Recientemente intentó comprarlo, en dos ocasiones, un grupo inmobiliario que pretende levantar un complejo urbanístico en la zona, situada precisamente en el barrio de Covadonga, conocido populamente por Vichita, donde se localiza el principal foco de la delincuencia orensana.

La policía no tenía, entrada la noche de ayer, noticia alguna acerda de los autores del hecho. Se practicó una detención en Vigo de la que se creyó en principio que podría estar relacionada con lo de Orense, pero más tarde se descartó totalmente esta relación. Se descarta igualmente, así lo hicieron saber fuentes policiales a EL PAÍS, la posibilidad de que se trate de un simulacro toda la historia, tal y como llegó a pensarse en otros medios próximos a la investigación oficial. En la comisaría de Orense se daba como totalmente cierta en la tarde de ayer la versión ofrecida por el médico secuestrado,

Mientras tanto, entre algunos empresarios de la ciudad, y también entre algunos médicos, cundió cierta alarma por la situación, hasta el punto de que algunas familias tomaron ayer precauciones especiales para garantizar su seguridad.

Los investigadores del hecho, acompañados por el médico, recorrieron ayer por la tarde los lugares a los que desplazó el secuestrado para contactar a los delincuentes y para hacer entrega del dinero. Se da por seguro que en el hotel donde tuvo escenario la primera parte de este suceso, una persona se hizo registrar con nombre falso, sin que la policía haya podido recoger especiales datos de este lugar.

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