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"Los manicomios deben ser sustituidos por centros abiertos"

Debe producirse un cambio ideológico en la concepción de la asistencia psiquiátrica y no ser un sistema de desecho social contra supuestas malas conductas, sino un servicio público orientado según las demandas de la población. Habría que destruir los manicomios e ir a centros abiertos descentralizados y controlados por las organizaciones ciudadanas. La salud mental no puede ser un problema que técnicos y sabios impongan a la comunidad, sino que ésta ha de decidir sobre sus propias necesidades y conveniencias. Estos fueron los puntos principales de la alternativa psiquiátrica propuesta por el doctor Enrique González Duro en la conferencia que pronunció el pasado lunes en la Fundación Pablo Iglesias con el título de La institución psiquiátrica.El problema es social, pero se reconvierte en una enfermedad tratada por expertos. Y así se inventa una ciencia médica que sigue el modelo de la medicina somática y surge la psiquiatría convertida en ciencia para tratar una enfermedad con todos sus estadios y características: curso, pronóstico, duración y tratamiento. Se pierden siglos en investigar las causas de la locura, cuando es falso y contradictorio para una sociedad que se llama justa el que haya locos, ya que la locura es la internacionalización de las condiciones sociofamiliares en que viven los débiles. Al convertir a los débiles en enfermos se les encierra y aísla. Y así subsisten los manicomios.

El doctor González Duro explicó que los manicomios acogen, en un principio, a una minoría. Pero con el desarrollo económico, las migraciones, la alienación, la incomunicación y otras características de la sociedad moderna crece la patología psiquiátrica, ante la que el Estado sigue dando como respuesta el manicomio, que tiene un valor simbólico, pues reprimir la locura es un ejemplo de lo que puede pasarle a un ciudadano si se sale de los cauces establecidos por la sociedad burguesa, es decir, un ejemplo similar al de la cárcel. Así aumenta la demanda de plazas en estos centros, y como la demanda psiquiátrica ha de hacerse aún en función de la peligrosidad social, el 80% ó 90% de las personas que ingresan en estos centros lo hacen en contra de su voluntad, lo que es una contradicción si se trata de entrar en un sanatorio. A éstos hay que añadir que los manicomios son muy caros y la asistencia es muy mala.

El conferenciante propuso como soluciones para Ir hacia un cambio la socialización y democratización de la asistencia psiquiátrica. « En la Seguridad Social -dijo- ha de reconocerse el derecho a la salud mental. Además, debe desaparecer el carácter benéfico de estas instituciones psiquiátricas, que hace que quien ingresa en ellas por su familia no puedan exigir nada y pedir responsabilidades. »

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