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La reunión occidental de mañana en París buscará una política común en Africa

Representantes de cinco naciones occidentales con intereses directos en Africa (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Bélgica y Alemania Federal) se reúnen mañana en París para preparar una conferencia europeo-africana que, convocada paro los días 12 y 13 de junio, en Bruselas, tratará de elaborar una política común de los asistentes para contrarrestar lo que ellos llaman la intromisión soviético-cubana en el continente negro.

Aunque en principio estaba previsto que esta reunión tratase sólo de analizar fórmulas financieras para hacer frente a las deudas contraídas por Zaire en las dos sucesivas guerras de Shaba, una declaración del Eliseo, de ayer, reconoció abiertamente que la conferencia de París analizará no sólo el problema del régimen de Mobutu, sino también los conflictos existentes en Chad y otros puntos del continente, presumiblemente el Sahara y el cono sur.A la reunión de París no todos los países que han anunciado su presencia van con demasiadas ganas. Pero su asistencia, aunque sea a regañadientes, como en el caso de Gran Bretaña, garantizará que la conferencia de Bruselas sirva de cita para los «grandes» occidentales y aquellos países árabes o africanos que, como Arabia Saudita, Zaire, Marruecos o Kenia, se han convertido en avanzadillas de los intereses occidentales en el continente. Esta confluencia de filosofía, frente al bando soviético-cubano, no es vista con buenos ojos en los partidos de oposición francesa, que achacan al presidente Valéry Giscard d'Estaing que haya abandonado la política neutralista que De Gaulle y gaullistas protagonizaron durante más de un decenio.

En el espacio de pocas semanas el Gobierno de París ha decidido intervenir en los conflictos armados que se desarrollan en el Sahara occidental, Chad, Líbano y Zaire. No bien informada siempre, la opinión pública se manifestó titubeante en un principio, pero tras la última batalla de Chad, la actitud de los partidos políticos y de la mayoría de los franceses parece haber girado contra la «diplomacia bélica».

El presidente Valéry Giscard d'Estaing en una recepción que ofreció anteayer a algunos soldados para preparar el desfile del próximo 14 de julio (fiesta nacional gala), afirmó: «Francia puede estar orgullosa del valor y de la dignidad de quienes defienden su seguridad.» Y añadió, refiriéndose a los actuales conflictos africanos en los que interviene el Ejército galo): «Francia no adquirirá compromisos militares que desborden sus alianzas.»

A pesar de estas últimas ilustraciones del presidente sobre las intervenciones militares en el extranjero, la mayoría de la opinión y los partidos políticos, salvo el giscardiano (Partido Republicano) no comparten sus sentimientos. La última acción bélica francesa en Chad, la semana última, al lado de las fuerzas gubernamentales, para aplastar a una columna del Frente Nacional de Liberación de Chad (Frolinat), parece haber actuado de resorte. La opinión y los partidos, contrariando las apreciaciones del señor Giscard, se avergüenzan de que Francia se haya convertido en el «gendarme de Africa» y temen ver a Francia «deslizarse hacia el precipicio de un Vietnam africano». El Partido Comunista francés (PCF) ha convocado una manifestación para mañana, lunes, a la que se han unido todos los movimientos izquierdistas, para protestar contra «el imperialismo francés en Africa».

Algunos comentaristas resaltaban como insólito el que los comunistas, siempre cómplices de la diplomacia del palacio del Elíseo, por primera vez desde hace muchos años salgan a la calle para fulminarla. El acontecimiento, se hace observar, coincide también con la actitud i antifrancesa de la URSS. El primer secretario del Partido Socialista, François Mitterrand, arremetió ayer contra el apoyo francés a los regímenes corrompidos de Africa. Esta crítica es extensiva a los gaullistas que, anteanoche, por boca de uno de sus líderes. Alexandre Sanguinetti, estimó que «nuestros legionarios no deben servir para martener un régimen como el de Mobutu».

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